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Guido y los wawawa del PRM saldrán vencidos, pero habrá un alto precio que pagar

Así que lo que haga o diga Guido Gómez Mazara, tal y como dijo Hipólito, no importa. Tampoco vale la institucionalidad interna de ese partido, creado para que los “Popis” se impongan a los derechos de los “wawawa”, donde no hay consecuencias, donde el monstruo horripilante, que solo vive y ama la cresta de las profundidades de su propio lodazal, que sólo le importa contar su dinero, ¡contarlo mil veces y volverlo a contar!".
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La suerte del Dr. Guido Gómez Mazara ya está echada. Las voces del destino ya hablaron, comparándolo con la última batalla del huevo y la piedra. Es la furia desatada del poder ilimitado en un país presidencialista, clientelar y viciado expresada contra un hombre que decidió la confrontación y la institucionalidad ante la cómoda posición del disfrute de las mieles del poder.

Al ser interpelado por reporteros, el expresidente Hipólito Mejía, no pudo ser más elocuente, que, sin guardar la forma, no ocultó la triste realidad que le espera a Gómez Mazara dentro del PRM: “A Guido no vale la pena ni contestarle, la armonía y unidad del partido nosotros no permitimos que nadie la toque”, dijo, para luego volver a emprenderla contra Guido: “No vale la pena contestarle, porque son reincidentes en eso. Luego el reportero le pidió que dé un consejo a Guido, a lo que Hipólito contestó que, “a viejo no se le recomienda nada. “El estuvo varios años en el Palacio. Él sabe lo que yo pienso”.

“Eso es una coordinación perfecta. Esta lealtad y esta armonía que existe en el PRM, nosotros no aceptamos que nadie la toque, ni con el pétalo de una rosa. La unidad es vital para ahora cuatro años más y cuidado si seguimos”, reiteró Mejía, de quien existen sospechas legitimas de reeditar la reelección de su propia hija, Carolina Mejía y de José Ignacio Paliza como Presidente y Secretaría General del PRM respectivamente, sin que estos pasen por el escrutinio de una convención bajo la modalidad del voto, universal, directo y secreto, tal y como dictan los estatutos de ese partido político.

De hecho, la ausencia del presidente Luis Abinader a la asamblea donde se confirmó que la no sería una elección por convención, sino mediante la Asamblea de Delegados, tendría una lectura muy clara: Abinader no quiso entrar en rumbo de colisión con las bases del PRM y sus dirigentes medios que se oponen a esa decisión que, en números parece superar a los que no quieren someterse al escrutinio de las bases.

El presidente tuvo la visión de verlo, pero creo que se equivocó si creyó que las bases del PRM y sus dirigentes medios no lo van a asociar con la decisión que les negó ejercer el sagrado derecho de “elegir y ser elegido”, que, si se suma a la insistente demanda insatisfecha de puestos de trabajo dentro del gobierno, que ha disparado los niveles y sed de venganza electoral, por así decirlo, que podría costar muy caro al PRM en las elecciones del 2024.

Así que lo que haga o diga Guido Gómez Mazara, tal y como dijo Hipólito, no importa. Tampoco vale la institucionalidad interna de ese partido, creado para que los “Popis” se impongan a los derechos de los “wawawa”, donde no hay consecuencias, donde el monstruo horripilante, que solo vive y ama la cresta de las profundidades de su propio lodazal, que sólo le importa contar su dinero, ¡contarlo mil veces y volverlo a contar!

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