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Impulso económico de RD, gobernanza minera y cuidado medioambiental

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Nueva York: La economía de la República Dominicana es una de las que mejores indicadores reflejan en Latinoamérica debido a diferentes circunstancias externas y un correcto manejo gubernamental. En las proyecciones de la tasa de variación del PIB se colocó como la número uno en Latinoamérica y el Caribe.

No obstante, este milagro controlado es frágil y vulnerable al impacto de diversos factores que pueden venir del exterior, como la estabilidad del flojo turístico y los ingresos por concepto de remesas enviadas por la Diáspora con presencia en la Unión Europea y mayormente en EEUU, así como la inversión extranjera.

Se demostró que el turismo puede ser afectado fácilmente hasta por una campaña mediática  falsa, como sucedió recientemente y hasta por los fenómenos naturales, tomando en cuenta que la isla se encuentra en el mismo trayecto o corredor de los ciclones cada año. Los demás pilares de la economía dominicana están sujeto  al desarrollo de los sectores productivos nacionales y la inversión privada.

Los flujos de la agitada economía mundial, asediada por grandes cambios  geopolíticos producidos por la beligerancia comercial entre Estados Unidos,  China y las turbulencias generadas por el Brexit en la Union Europea, pueden dejar a la deriva la economía de muchos estados latinoamericanos y del Caribe.

Países en vía de desarrollo, como la República Dominicana y la mayoría de la región,  cuyos lazos de dependencia están conectados a  esos factores externos y sus poblaciones se han dividido en perdedores y ganadores de la globalización, dejando grandes secuelas de enojo social que han erosionado la confianza pública; sus gobiernos han vuelto sus miradas a los grandes recursos mineros que yacen en el subsuelo de cada país, esperando ser descubiertos o aprovechados para dinamizar justamente los sectores productivos nacionales y la inversión privada.

A partir de esta realidad,  algunos países de América Latina se han visto en la obligación de activar los niveles de conciencia social en sus poblaciones e introducir legislaciones con nuevas reglas  en el sector de minería,  ya que poseen una cuota elevadísima de reservas mundiales de los principales minerales metálicos, cuya demanda afortunadamente se ha disparado por la necesidad de consumo de las crecientes economías de  China e India, convirtiéndose en la solución económica para toda la región, lo que ha permitido una participación en las reservas mundiales de minerales como,  alúmina, bauxita, estaño, hierro, litio, cobre, zinc, plata, níquel, plomo y oro.

Grandes países latinoamericanos entendieron a tiempo esta realidad económica mundial y cambiaron sus legislaciones, trabajaron con los medios de comunicación para activar la conciencia social que permitió el entendimiento con  grupos tendenciosos  con el cuidado medioambiental.

La introducción de estas nuevas legislaturas, que son severas con la protección de la flora y la fauna y la preservación de los recursos naturales, demostraron que se puede hacer un aprovechamiento responsable de los recursos mineros para ayudar económicamente a los grandes segmentos poblacionales golpeados por la miseria y la falta de oportunidades.

Es así.  Hoy en día vemos países como Chile, Brasil,  México y Perú  que han desarrollado su sector de minería  llegando a certificar las mayores reservas  mundiales de oro, cobre, hierro y litio. Estas cifras excluyen las enormes reservas de Venezuela, cuyo sistema político no pudo avanzar en la dirección correcta para un aprovechamiento de sus recursos mineros y lejos de ello, está empantanada en una enorme crisis política, económica y social.

Los tiempos cambiaron, hoy en día, las empresas mineras más importantes del mundo  poseen políticas bien claras para el cuidado y preservación del medioambiente. Además, todos los estados modernos, han adecuado sus leyes para que se viabilice un régimen de absoluto respeto al entorno natural que permita el aprovechamiento de los recursos naturales de forma armónica.

Exactamente, eso es lo que persigue el proyecto de ley introducido por el gobierno dominicano al Congreso Nacional, que dejará atrás la necesidad  de cuidado excesivo de grupos medioambientalistas, porque ese nuevo esquema legal, transparentará las reglas en cuanto a cuidado de las huellas medioambientales, distribución de los recursos entre los municipios y establece claramente las responsabilidades de las corporaciones mineras con el medio ambiente y social, a través de la utilización de nuevas tecnologías que ya se están implantando en el mundo entero.

Un país no debe negar a sus ciudadanos el derecho inalienable de la felicidad y el bienestar común,  para dejarlos en la pobreza, pisando con sus propios pies enormes riquezas  que si son aprovechadas  con responsabilidad, cambiarían la vida de todos.

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