Jóvenes iraníes sienten ilusión, decepción o indiferencia ante elección presidencial?
Sueños rotos, anhelos de exilio, ganas de salir adelante en Irán pese a las dificultades. Varios jóvenes de Teherán cuentan a la AFP sus ilusiones y sus miedos, a pocos días de una elección presidencial que no les importa mucho.
A la pregunta de cómo es su vida, Nargues se pone a reír. “¡Muy difícil!”, responde, como si fuera evidente.
Esta estudiante de enfermería de 22 años enumera la separación con su familia, la epidemia de coronavirus que golpeó con dureza Irán y que ella ve en primera línea en el hospital, la inflación que merma sus pocos recursos y la ausencia de “perspectivas”.
Cuando la República Islámica concluyó en 2015 en Viena un acuerdo con la comunidad internacional sobre su programa nuclear, Nargues estaba en el instituto. Recuerda que en aquel momento pensó que el país iba a volverse “lindo”.
“Pero, al final, nada”, se lamenta.
En 2018, las esperanzas de una apertura y una mejora económica que surgieron a raíz de este acuerdo se rompieron en pedazos con la decisión de Donald Trump, entonces presidente de Estados Unidos, de retirar a su país del pacto y reimponer sanciones contra Teherán.
“Yo no quería irme (al extranjero), creía en la necesidad de quedarme y construir algo. Pero ya no”, admite Nargues.
– “Es la vida” –
Si no consigue salir de Irán, Nargues se plantea volver a la casa de sus padres, teniendo en cuenta los problemas actuales de los jóvenes para ser independientes.
Sobre los comicios presidenciales del viernes, “no piensa gran cosa”.
Su camarada de promoción, Nahid, dice que “nunca se sintió superbién antes” pero tampoco “tan mal como para tener ganas de irse” un día. “Es la vida, sigue su curso”, dice resignada.
Los iraníes son llamados a las urnas el viernes para escoger al sucesor del presidente Hassan Rohani, en unas elecciones donde se perfila como ganador al ultraconservador Ebrahim Raissi, jefe de la Autoridad Judicial.
Mohammad Hekmat, vendedor ambulante de flores de 34 años, aspira a fundar una familia.
Con un título de técnico superior, cuenta que vino a Teherán para encontrar trabajo, ya que en su ciudad, Qaem-Shahr (norte) había pocas posibilidades.
Su sueño de “tener hijos, construir un futuro y envejecer” en una situación financiera estable le parece imposible de realizar, “a menos que los problemas de la economía se solucionen”.
– “Lejos de mis sueños” –
No muy lejos, sentado en un banco, Mohamad Cheikhi, de 20 años, con una guitarra tatuada en el brazo, se ve triunfando en el mundo del rythm & blues y el pop.
“Quien cantará y tocará en un escenario delante de 15.000 personas, soy yo”, dice.
Este joven sueña con hacer su servicio militar para poder obtener un pasaporte (si no, es imposible conseguirlo) y poder irse con su hermano, que vive en Turquía.
Las elecciones del país no le interesan. “Señor Futuro Presidente, ¡felicidades! Espero que dirigirá el país de forma conveniente”, suelta.
Otro joven de 20 años, Mohammad Réza Nézami, zapatero en un tienda de artesanía en el centro de Teherán, duda en ir a votar.
“Es la primera vez que puedo votar. Pero no estoy totalmente convencido”, afirma.
“Trabajo desde los 13 años, ¿y qué he ganado a cambio?”, se pregunta. “No puedo ni comprarme un coche ni nada”.
Su objetivo es convertirse en su propio jefe y tener “una vida feliz”, con “buenos ingresos”. “No dudo en que lo conseguiré”, asegura, pero “ahora, estoy muy lejos de mis sueños”.
Pero ni hablar de irse de Irán. Los que se van, dice, no tienen claro si saldrán adelante y “buscan excusas”.