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Jueves Santo introducción de la eucaristía

“Si Jesús hubiese elegido, para la eucaristía, pan y agua, habría santificado el sufrimiento, pero al elegir el vino quiso indicar también la santificación de la alegría. El vino recuerda la misteriosa relación que existe, en la experiencia humana, entre amor y sacrificio.”
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Si Jesús hubiese elegido, para la eucaristía, pan y agua, habría santificado el sufrimiento, pero al elegir el vino quiso indicar también la santificación de la alegría. El vino recuerda la misteriosa relación que existe, en la experiencia humana, entre amor y sacrificio.” 

 

El Jueves Santo se inicia el Triduo Pascual, es decir, es el período en que se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús y es el momento central de Semana Santa.

Jueves Santo, día de la tradicional visita a las 7 (siete) casas, consiste en asistir a 7 iglesias en donde se expone el Santísimo Sacramento (Pan consagrado durante la celebración de la misa y en el que para los católicos Jesús se hace presente).

Tristemente muchas personas las visitan sin saber cuál es el origen y significado de esta tradición católica.

La visita a las siete Iglesias es una costumbre muy antigua y popular que consiste en visitar siete capillas o templos cercanos donde esté el Santísimo Sacramento en vigilia el Jueves Santo, luego de la Misa Vespertina de la Cena del Señor.

Se adjudica a San Felipe Neri (Florencia, 21 de julio de 1515—Roma, 26 de mayo de 1595), llamado el Apóstol de Roma.

En cada templo, se recuerda el camino de la Pasión del Señor, se hace una oración comunitaria y oración personal.

La gente que acostumbra realizar la visita de las “Siete Iglesias”, recuerda los siguientes pasajes bíblicos:

1º.- El recorrido por Jesús desde el lugar de la Ultima Cena, hasta el Huerto de los Olivos;

2º.- Del huerto a la casa de Anás;

3º.- De ahí a la casa de Caifás;

4º.- El tránsito al pretorio de Pilato;

5º.- De Pilato a la casa del Rey Herodes;

6º.- Cuando es llevado por segunda vez ante Pilato y

7º.- El recorrido hacia el Calvario con la Cruz a cuestas.

 

Esta es también es una ocasión propicia para meditar las Siete Palabras de Jesús en la cruz:

  1. Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
  2. Hoy estarás conmigo en el Paraíso.
  3. He aquí a tu hijo; he aquí a tu Madre.
  4. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
  5. Tengo sed.
  6. Todo está consumado.
  7. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

Historia 

Para el historiador Haroldo Rodas, el Jueves Santo es una fecha en la que se exaltaba la Eucaristía, pero no se podía festejar, porque estaba en el período de la Pasión de Cristo. Fue así como adquirió un sentido contemplativo. “Cada vez se practica menos, sobre todo en países europeos, y la mayoría de quienes hacen la visitan no tienen claro la razón”, comenta Rodas.

Durante la Edad Media esta conmemoración se afianzó, resaltando este sacramento como lo más sublime que tiene la Iglesia. Para ello se celebraron autos sacramentales para meditar sobre la Pasión de Jesús.

Hacia 1559, San Felipe Neri, entonces monje, comenzó a organizar visitas regulares a las siete iglesias, en compañía de multitud de hombres, sacerdotes y laicos de todo rango y condición. “Estas visitas fueron la ocasión de una corta pero aguda persecución por parte de cierta facción maliciosa que lo denunció como “creador de nuevas sectas”. El propio cardenal vicario la convocó, y sin oír su defensa, le reprendió en los términos más duros”, según la página de Enciclopedia Católica Aciprensa.

Posteriormente en Roma, se tuvo la costumbre de visitar siete iglesias principales, las cuales tenían la potestad de ganar indulgencias. Hoy solo quedó la costumbre de rezar una oración en el templo y rememorar los últimos momentos de agonía de Jesús.

*¿Por qué siete visitas? ¿Realmente podemos confiar en la afirmación de este número de visitas como debido a un suceso histórico?

El Rabino Esdras, desterrado en Babilonia, prescribió rezar siete veces al día. Él ensalzó por escrito el valor del número siete hasta la saciedad, por lo cual en el TANAJ (que engloba al ANTIGUO TESTAMENTO) se evoca muchas veces el número siete, desde las siete ciudades cananeas que los israelites debieron vencer para tener su Tierra Prometida, hasta los siete brazos del candelabro sagrado (Memoran), un símbolo que los romanos se llevaron del Templo de Salomón el año 70 de nuestra Era.

Apocalipsis 1:20 dice: «El misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y los siete candeleros de oro. Las siete estrellas son los ángeles de las siete Iglesias; y los siete candeleros que has visto, son las siete Iglesias» Siete, y se refiere a siete iglesias también…

Su valor espiritual en el catolicismo hizo escribir a Odón de Moriont (secretario del famoso monje san Bernardo de Claraval) un tratado sobre las propiedades de los números. Opinó que daban significativas claves ajenas al campo matemático.

«Simboliza de forma idónea al Espíritu Santo; es un dato éste que aconsejo retener, porque una vez más relaciona el siete con un espacio central vacío. Lo llamaré blanco puro, por más fácil retentiva, pues se trata de la realidad última».

Lo más cierto es que tal estado (convertido en un lugar por necesidad semántica) es lo que más nos llena a las personas.

La suspicacia del dicho santo del siglo XII es impresionante, porque en su época ni tan sólo se sabía que los siete colores del arco iris se resuelven en el blanco… y viceversa; si se descompone usando un prisma de cristal.

Siete, número que según la Kabbalah representa la «Ley divina que rige el Universo».

Si pensamos que siete días empleó Dios para crear el mundo -según Génesis- habrá que reflexionar sobre el por qué ocupa un lugar tan especial.

«Y acabó Dios en el día séptimo su obra que hizo, y reposó el día séptimo de toda su obra que había hecho “Reina Valera 1909 Siete, Siete Casas Siete estaciones

Número bíblico 

Siete es un número sagrado en la tradición católica. “La razón de recorrer siete templos se debe al sentido bíblico de este número”, sostiene el periodista y estudioso de las tradiciones religiosas guatemaltecas Roberto Vásquez.

En este caso se asocia al perdón de las penas por las faltas cometidas: perdonar setenta veces siete.

Son siete los arcángeles y el séptimo día es el de descanso. Siete los pecados capitales.

Simboliza la relación entre lo divino y lo humano.

 

 “La Eucaristía es la verdadera Pascua de la Iglesia. Ella realiza el continuo pasar a la vida definitiva, es actualización del misterio de la Pascua, purificación del hombre. La Iglesia se edifica y se consolida constantemente por medio de la repetición de la Cena pascual confrontada con el sacrificio único de la Cruz y ofreciéndolo al Padre con el Hijo. Al mismo tiempo, la Eucaristía está íntimamente unida a la resurrección del Señor. Pues sin la resurrección de Cristo, ¿qué podría significar la Eucaristía, vaciada así de todo contenido? La Eucaristía supone la resurrección y se la comunica a los hombres; así como dice Jesús “Yo soy la resurrección y la vida”, dice también “Yo soy el Pan de vida”.” Papa Francisco 

*Relato de Francisco Martínez Gómez, La Celebración de la Eucaristía

Araceli Aguilar Salgado Periodista, Abogada, Ingeniera, Escritora, Analista y comentarista mexicana, del Estado de Guerrero, México.   

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