La Casa Blanca exige planes de despidos masivos si hay cierre del gobierno

Washington, D.C. — En un giro dramático en la confrontación política por el presupuesto federal, la Casa Blanca ha ordenado a las agencias del Gobierno que preparen planes para despidos masivos en caso de que ocurra un cierre del gobierno el próximo 1 de octubre.
El memorando, emitido por la Oficina de Administración y Presupuesto (OMB, por sus siglas en inglés), indica que las agencias deben identificar programas cuyas partidas presupuestarias expirarán si no se aprueban nuevos fondos, aquellos que no tienen fuente alternativa de financiamiento y actividades que no se consideran “consistentes con las prioridades del Presidente”.
Este mandato marca un cambio significativo con respecto a cierres anteriores, cuando muchos trabajadores federales eran simplemente puestos en licencia sin goce (furloughs), pero regresaban a sus puestos una vez aprobado el presupuesto. Esta iniciativa va más allá, contemplando eliminaciones permanentes de puestos, no solo suspensiones temporales.
Reacciones y amenazas legales
La respuesta de los líderes del Partido Demócrata fue inmediata y enérgica. El líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, rechazó lo que llamó una táctica de intimidación: “No seremos intimidados con amenazas de despidos masivos”, escribió en una publicación en X (antes Twitter).
Implicaciones para la fuerza laboral federal
Si se materializa, esta medida podría tener un impacto profundo en el empleo del sector público. El memorando exige que, tras el cierre, las agencias revisen sus planes de reducción para mantener únicamente “el número mínimo de empleados necesarios” para cumplir funciones obligatorias por ley.
Hasta ahora, no está claro cuántos trabajadores podrían verse afectados o cuáles agencias serán blanco prioritario. Lo que sí se sabe es que el Gobierno planea usar esta posibilidad como mecanismo de presión en un momento de estancamiento legislativo entre la Casa Blanca y el Congreso.
Contexto político
El origen de esta crisis es el retraso en la aprobación de un proyecto de financiamiento gubernamental posterior al 30 de septiembre, fecha límite para el cierre del año fiscal. La Casa Blanca y los congresistas republicanos propusieron una extensión corta sin condiciones, mientras que los demócratas exigen mejoras en salud y una reversión a recortes en programas sociales como parte de su apoyo.
En este escenario, el memorando de la OMB representa una escalada en la tensión política: no solo se discute cuánto gastar, sino también cómo y quién ocupará futuros puestos dentro del gobierno.



















