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La licencia de Macarrulla: ¿un gambito de Dama? 

“yo abandoné mis funciones de dirección en la empresa familiar para dedicarme por completo al proyecto Abinader Presidente y mis hijos ocuparon mi lugar, pero yo sigo siendo corresponsable de lo que allí suceda y siempre responderé por los resultados, sean éstos buenos o malos. El que tenga alguna acusación, que la haga”.
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Muchos la veíamos venir aunque no la deseábamos y de un tiempo hacia acá, supimos que era inminente. Algo similar, pero con más expectativas -como las ansias infantiles en las noches del 5 de enero- era lo que soñaba esa oposición desesperada y febril que ha sido desalojada del poder. Una oposición que, achicada por los logros de un gobierno transparente y efectivo, aunque flojo en la línea defensiva, tratará de sacarle el mayor provecho mediático que pueda al incidente alrededor del importante ministro.

El problema es que en la política, como en la vida diaria, no sucede lo que uno quiere sino lo que uno está en capacidad de lograr que suceda. Y desde luego, ya veremos lo que resulta de este evidente “choque de trenes” que se siente venir.

Lo primero que hay que observar en este caso, es la importancia y formalidad que el licenciado Macarrulla concede al asunto. Cuando se empezó a torpedear su puesto en el gobierno, él puso muy clara su posición al respecto, diciendo palabra más o palabra menos, lo siguiente: “yo abandoné mis funciones de dirección en la empresa familiar para dedicarme por completo al proyecto Abinader Presidente y mis hijos ocuparon mi lugar, pero yo sigo siendo corresponsable de lo que allí suceda y siempre responderé por los resultados, sean éstos buenos o malos. El que tenga alguna acusación, que la haga”.

En buen castellano, esto es lo que se conoce como una solemne declaración de principios, familiares y ciudadanos. Algo casi olvidado por los que ejercieron el poder y luego hicieron mutis ante el más mínimo señalamiento a su persona o a su entorno; no obstante haber prometido actuar, hasta con el rumor público sobre alguna anomalía.

Otros, auto desvinculados por cuenta propia, exigen que se le dé el mismo tratamiento que a los otros servidores que han cometido deslices, como si las faltas fueran similares. Pero más importante aún, como si no conociéramos el caso típico de la mano humana. Tiene cinco dedos, todos iguales y diferentes, útiles y funcionales; sin embargo, nunca será lo mismo para la mano, perder el dedo meñique o el anular, que perder el dedo pulgar. Realidades frías de la vida.

Yo realmente no sé qué tan inocente sea Macarrulla; ahora, lo que sí intuyo es que él está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias y eso lo califico como un buen indicio de que es una persona de fiar.

Hasta ahora solamente he sabido de algunas acusaciones y las respuestas que han dado sus abogados. Si solo participaron cuatro proponentes en la licitación que ganó la empresa MAC Construcciones SA, en lugar de cinco como parece dice la ley, en modo alguno se puede responsabilizar a la Firma por una falta que comete la Procuraduría, que es quien organiza el certamen. Si la quinta cotización no está presente, la falta no es de la Firma, que sí entregó su cotización a tiempo; y eso basta.

Otra cosa que se ha dicho es que los planos no estaban 100% correctos, otro fallo de la Procuraduría. La firma no realizó dichos planos, simplemente construyó lo que ellos (los planos) indicaban. Tampoco es responsabilidad de la Firma si se tuvo que detener la construcción por falta de pagos y mucho menos del deterioro que la dilatación pudiera generar.

Hasta el momento, solo se conocen los fallos de la Procuraduría (el Cliente); falta ver ahora si más adelante surgen otros cargos y la culpabilidad que pudiera tener la Firma, si es que se demuestra su responsabilidad. En realidad, el proceso está en una fase primaria; las acusaciones solo han servido para alimentar las lenguas de los francotiradores, que están más desesperados que sus propios jefes por construir un discurso que los ayude a volver al poder.

A eso se reducirá la lucha política en estos dos años por venir. Razón más que suficiente para que el gobierno organice las tropas y disponga el equipo en defensa de la obra de gobierno del presidente Abinader, dando a conocer los logros alcanzados y los importantes objetivos planteados para esta segunda parte del período.

La renuncia de Lisandro Macarrulla, así como las acusaciones contra una de sus empresas, son solo señuelos para distraer a Luis Abinader y su equipo. Y la respuesta que se le ha dado ha resultado magnífica, porque permite diferenciar este gobierno del Cambio de los anteriores, corruptos y obsoletos. Además de que brinda la oportunidad para ratificar la intención moralista y democrática de apuntalar un Ministerio Público realmente independiente y al margen de las veleidades que genera el ejercicio del poder.

Está demostrado, la licencia solicitada por el hombre #1 del equipo de Abinader, no es una muestra de debilidad sino, todo lo contrario. Por un lado es una señal de que en el Gobierno del Cambio no hay vacas sagradas y por otro, es un simple y momentáneo movimiento en la procura de un bien mayor. Aunque, si lo vemos en el contexto más amplio y a la luz de las enseñanzas del sacerdote español Ruy López de Segura, Gran Maestro del Ajedrez medieval, este acontecimiento más bien parece un Gambito de Dama.

¡Vivimos, seguiremos disparando!

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