La verdad oculta tras el brote infeccioso de los indigentes de Kensington
Philadelphia, PA: La prensa americana lo llama elegantemente “Tent City”. Solo se asoman a la “zona cero” en busca de uno que otro titular, cuando se trata de destacar la miseria humana y vincularla con el norte de esta ciudad, lugar obligado para vivir las minorías, principalmente la afroamericana, latina y los “blancos caídos”.
“Tent City” o ciudad de carpas, es la más viva expresión de la indiferencia humana, manejada desde las altas esferas de una forma irresponsable y que a pesar de todo, el alcalde James F. Kenney conocido como (Jim Kenney) y todos o casi todos los miembros del Consejo municipal salieron reelectos, con el único crédito de haber hundido esta ciudad hasta colocarla como la primera en el ranking del crimen, consumo y trasiego de opioides y la heroína de mayor calidad y más barata en todo el país.
“Tent City”, durante muchos años fue la vergüenza oculta de Filadelfia. Se extendía desde Kensington Ave hasta Broad Street, a todo lo largo de una vía de tren abandonada. Este redactor ha realizado múltiples reportajes publicados en el periódico El Faro Latino, también en nuestro noticiero radial “RC Noticias” nos hicimos eco de esta miseria humana. Hemos denunciado hasta la saciedad cómo dejaron el norte de Filadelfia al libre albedrío de la oferta y demanda en un mercado desenfrenado que disparó el consumo de heroína y opioides, dejando la ciudad batiendo el record de las tasas más altas en los registros de sobredosis en el país y ahora la explosión de una pandemia infecciosa que ha disparado todas las alarmas.
La iniciativa del alcalde Kenney y el Consejo de la ciudad de desalojar a los homeless del hueco de Indiana sin haber establecido un plan B para aquellos indigentes que no se integrarían a los programas, que dicho sea de paso, es la mayoría, conduciría a este caos, que aunque muchos no lo crean, es un asunto controlado y calculado.
Me explico: El hecho de desalojar a los indigentes de las vías del tren abandonadas, sin un plan de contingencia, deja en evidencia que al menos las autoridades no les importaba que los homeless se dispersaran por el barrio, creando epidemias y una crisis de salud pública.
Recientemente, el precandidato demócrata, Bernie Sanders, se unió a las manifestaciones de los pacientes y residentes afectados por el cierre del emblemático hospital de la Universidad Hahnemann de la calle Broad.
Bernie Sanders acusó a los propietarios de Hahnemann de un plan para ganar dinero con bienes inmuebles.
“Es una locura, si miras esto de manera objetiva y dices que en medio de una crisis de atención médica, un hospital se está convirtiendo en una oportunidad de bienes raíces con el fin de hacer que un hombre rico gane aún más dinero, ignorando las necesidades de atención médica de miles de personas, eso es bastante loco.” Concluyó Bernie Sanders.
A pesar de lo dicho por Bernie Sanders, a pesar de las protestas, a pesar de todas las voces que se levantaron, el hospital en pleno funcionamiento, simplemente, anunció su cierre definitivo, sin importar a cuantos pacientes esté afectando.
El hecho de haber sacado a los indigentes de “su hueco” para verlos esparcirse a todo lo largo de Kensington Avenue con todas las miserias humanas que arrastran, tal como prostitutas explicítas, homosexualidad, drogadictos desnudos tirados por doquier, trasiego y consumo de opioides y un activo mercado de heroína a la vista de todos. Tómese en cuenta que la avenida Kensington antes de estos eventos, constituía el centro comercial por excelencia de los pobres del barrio, de las minorías. Era la zona comercial más activa del todo el norte.
Primero las autoridades permitieron el establecimiento de los jóvenes puertorriqueños traídos engañosamente con la complicidad comprobada de iglesias, alcaldías y departamentos de policías de Puerto Rico. A estos jóvenes con problemas de adicción y sus familiares se les ofreció un programa de asistencia y rehabilitación con todas las comodidades, fueron traídos, con la complicidad de organizaciones religiosas y sus pastores de aquí de Philly, una vez aquí, secuestraron sus documentos, después de haberles diligenciado ayudas federales, usurparon estos recursos y los tiraron a la avenida Kensington, desprotegidos, creando una crisis de dimensiones nacionales que fue bautizada con el también nombre bonito de “Air Bridge”, o puente aéreo. Muchos de estos jóvenes han muerto, los otros, hembras y varones, se prostituyeron y se convirtieron en homeless o indigentes a los que se les unieron los mendigos sacados de “Tenet City” provocando el quiebre y cierre definitivo de más del 95% de los negocios de Kensington Avenue.
Entonces, qué pasó, con todas las propiedades de ese sector? Sencillo, sufrieron una devaluación insoportable. Los inspectores de la ciudad fueron enviados de forma indiscriminada al acoso de los pocos negocios que han sobrevivido, los organismos de seguridad se descuidaron, dando paso a un incremento brutal del crimen, prostitución, operaciones indiscriminadas del narcotráfico, muertes violentas todos los días y para colmo, la ciudad aumentó los taxes a las propiedades. Todo esto trajo consigo una crisis inmobiliaria y los propietarios empezaron a perder sus casas y locales, que ya se habían devaluado.
Qué conexión tiene la citada denuncia de Bernie Sanders con los eventos de Kensington?
Todo está conectado. Las corporaciones de bienes raíces entraron en acción tras la explosión de la crisis, compraron a precio de vaca muerta y dejaron cerrados los inmuebles, mientras la crisis se profundizaba y ahora subieron los precios de forma exorbitante, empezó la rehabilitación de propiedades y ya sí, ya hay que sacar a los indigentes y eso es lo que harán. La prensa americana llenará sus espacios con grandes titulares del brote de infección, tal y como ha pasado, casi decretan el estado de emergencia, para tener un excelente pretexto de sacar a los homeless y hacer sus negocios. Ya verán.