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Las estafas por redes sociales, un problema que va en aumento

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Los estafadores también roban identidades. Se aconseja no dar informaciones personales a supuestos vendedores

Hace unos meses, Juana estaba ilusionada con el juego de muebles que compró en una tienda por redes sociales. Confió en el vendedor virtual ya que todo parecía real y transfirió el dinero, pero su pedido nunca llegó. Fue víctima de estafa por redes sociales, un problema que cada día aumenta en República Dominicana.

Las estafas ocurren con cualquier tipo de servicios: desde ventas de muebles, celulares, electrodomésticos hasta renta de villas. “El ciberdelito avanza a un ritmo increíblemente rápido, con nuevas tendencias que surgen constantemente”, advirtió el Centro Nacional de Ciberseguridad (CNCS), en su informe sobre la situación del país en esta materia durante el pasado año 2021.

Los testimonios de personas estafadas tienen mucho en común: Las ofertas son atractivas y sobre todo, con precios baratos. Los estafadores roban la identidad de otras personas, las direcciones y fotos que postean otras tiendas, pero en las publicaciones tienen los comentarios deshabilitados. No reciben pago contra entrega y una vez le transfieres el dinero te bloquean de todos lados.

Así le pasó a Juana (nombre ficticio), quien dijo que transfirió a Muebles Águila (en redes @aguilacomercial), unos supuestos fabricantes de muebles, 38 mil pesos para que inicien a trabajar en el producto que escogió de entre todos lo que le mostraron a través de fotos por la aplicaciones Instagram y WhatsApp.

“Las notas de voz que la persona me mandaba se escuchaba como un taller, como si estuviera trabajando con sierra eléctrica, de todo, un montaje”, expresó.

Hacen un gran “montaje”

Explica, que el hombre que le contestaba por WhatsApp le dijo, sabiendo que residía en Santo Domingo, que la fábrica se encontraba en El Seibo y que no tenía un espacio para mostrar los muebles que elaboraban por lo que no debía tomarse la molestia de trasladarse a ver el producto. En su lugar, la convenció con fotos de los supuestos muebles que había vendido a otros clientes y que publicaba en su cuenta de Instagram.

“Él me envió muchas fotos, un talonario de telas, de diferentes y me dio un número de cuenta del banco, con número y cédula para depositar y me dijo que hiciera la transferencia con pago al instante para comenzar la producción de una vez”, indicó.

Al no llegar el producto, busca la dirección que le dieron en El Seibo para ir personalmente y se dio cuenta que la misma era un “barrio de mala muerte” y que ahí no se encontraba ninguna fábrica.

Al percatarse del engaño, le escribió al estafador, que no le contestó y la bloqueó de todos lados. ¿El dinero? Lo perdió, pues cuando hizo el reclamo ante el banco, a la cuenta que le transfirió los 38 mil pesos ya estaba en blanco. Juana dijo a elCaribe que no denunció por miedo a que le pudieran hacer algo, pues los estafadores tienen su dirección.

No todo es lo que parece

Todo lo que uno ve, no es lo que parece, advierte el tecnólogo Juan Medina, quien al ser consultado explicó que los estafadores están muy estructurados, ya que roban plantillas de tiendas conocidas, como por ejemplo los procedimientos para enviar un artículo o los textos que utilizan para negociar, y así engañar a la gente.

Precisa que la mayoría de las personas que estafan por las redes sociales son reclusos de las cárceles del país. Medina afirmó que una de las principales cosas con lo que engañan a las personas es que la oferta es muy atractiva. “Cuando tú ves algo muy lindo tienes que tener cuidado, porque puede ser falso”, indicó.

Continúa diciendo que los estafadores siempre tratan de saber cuál es la dirección para darte una más lejos y tengas que pedir el supuesto servicio de envíos, que, agrega, casi siempre lo podrán gratis para que “te emociones y lo pidas de una vez”.

“Después te dicen que el artículo está en esa oferta porque quedan pocos, porque es un aniversario… te van pedir una transferencia para asegurar el equipo, como quizás te niegues, te hacen una rebaja al precio”, precisó Medina.

Complicidad en bancos

Medina enfatiza en que los estafadores no solo roban la identidad de otros para que confíes en ellos sino que, además, la utilizan para crear cuentas bancarias, proceso, que dijo, no se les dificultad pues se alían con empleados de los bancos.

“Después de que accedes a la transferencia, automáticamente lo bloquean por todas las cuentas”, señaló el informático, quien añade que hay que estar “chivos” con la celeridad con que los supuestos negociantes piden que hagan la transferencias, ya que “algo raro hay”.

En su informe, el Centro Nacional de Ciberseguridad indica que el perfil del delincuente cibernético en el país es de personas con antecedentes delictivos en crímenes comunes que ha evolucionado a la utilización de tecnología.

A Pablo lo estafaron con más de 28 mil pesos con la renta de una villa en Jarabacoa. Dijo a elCaribe que la cuenta se llama @village_jarabacoa y que cuando conversaron por WhatsApp siempre le ponía excusas para no recibir llamadas. Dice que el hombre insistía en que le transfieran el 50 por ciento del costo de la renta, exigencia que le causó dudas y este le puso excusas para no acudiera a la villa antes de utilizarla.

A pesar de la indignación, Pablo tampoco denunció el fraude ante las autoridades debido a que se contactó con el estafador a través del Instagram de su negocio y tenía la dirección del mismo.

Aunque a Margarita no la engañaron, los estafadores utilizan las fotos de su tienda de muebles que tiene en Puerto Plata y hasta la dirección del local para engatusar a otros. Haciendo un cálculo rápido, de las personas que han ido a su tienda pensando que compraron allí, estima que estas, en total, han sido estafadas con más de 500 mil pesos.

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