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Le drogaron en un bar y acabó creando un producto contra los malos tragos

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Jhoann González, un colombiano radicado en Miami al que le echaron hace años una droga en un trago para robarle,se planteó qué hacer para evitar que a otras personas les pasase algo así y hoy exporta sus tiritas reactivas para detectar GHB y ketamina a México, Canadá, Australia, Israel y Europa.

González, de 48 años y residente en EE.UU. desde hace más de veinte, es un ejemplo del dicho en español «no hay mal que por bien no venga», pues la idea de su producto, llamado TestMyDrink, vino de una experiencia traumática, según dice en una entrevista con EFE.

Sin que se diera cuenta, a González una joven a la que conoció en un club le vertió ketamina en la bebida. Se despertó horas después en un hospital sin recuerdos ni nada de valor.

Una de las dos caras de las tiritas reactivas que desarrolló y patentó su empresa, un proceso que fue largo y difícil, según sus palabras, sirve para saber si hay ketamina en un líquido y la otra para detectar la llamada droga de la violación o GHB (Gamma HidroxyButyrate).

Basta poner una gota en el lugar señalado A y B en una de las caras y esperar a que se seque. Si se tiñe de color azul oscuro la bebida está contaminada.

La maldad en un trago

«No te imaginas la cantidad de personas que nos escriben. La maldad está entre compañeros de trabajo, de clase, incluso entre esposos y novios», señala el empresario, quien antes de volcarse al proyecto TestMyDrink (Prueba mi bebida) se dedicaba al comercio exterior.

González dice que «esto pasa en todas partes del mundo» y en Latinoamérica con mucha frecuencia.

Sin embargo, dentro de América Latina solo ha logrado abrir una línea de exportación a México.

La fortaleza del dólar frente a las monedas locales hace que resulte muy caro su producto, pero además -dice- en países como Colombia, la gente prefiere gastarse el dinero en botellas de licor en lugar de comprar un test para evitarse «sustos», dice González.

Al respecto dice sin revelar detalles que en unos meses él y sus socios sacarán otro producto, en este caso para hacer más difícil el vertido de alguna sustancia en la bebida de otra persona.

La mayoría de los clientes de TestMyDrink son mujeres, pero, González dice con la voz de la experiencia que son más los hombres que son víctimas de los tragos con droga oculta, aunque la mayoría no lo denuncia porque sus parejas se enterarían de que iban a serles infieles con otras.

«Muchos son hombres de negocios que están en otras ciudades, solos en hoteles», señala.

La semana pasada la Oficina del Alguacil del condado Broward, colindante con el de Miami Dade, publicó los vídeos tomados a dos jóvenes en casa de un hombre que las conoció en un casino de la zona.

En los vídeos se ve a los tres tomando licor y luego a ellas registrando la casa para llevarse todo lo valioso antes de que él despertara del letargo que le produjo una droga puesta en su bebida.

Por supuesto, hay también mujeres víctimas de este delito y especialmente de las drogas para abusar sexualmente de una persona como la GHB, pero González dice que la diferencia está en que ellas reaccionan en general de manera desconfiada ante los extraños, mientras que ellos son memos cautos con las extrañas.

Citas para violar

La Oficina de la Mujer del Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. informa en su web de que casi 11 millones de mujeres en el país que han sido violadas mientras estaban borrachas o drogadas.

Al hablar de las llamadas drogas para «citas de violación» (rape dates), la Oficina advierte de que el violador «puede ser alguien a quien conoces bien, alguien que conoces a través de amigos o alguien que acabas de conocer».

González ha conocido casos de todos esos tipos por su contacto directo con los clientes de TestMyDrink, pues las tiritas las compran empresas, universidades e instituciones pero también particulares.

Entre sus clientes está el Ejército de Estados Unidos, la policía de Jacksonville (Florida) y las autoridades municipales de West Hollywood (California), dice para dar idea de la magnitud del problema.

Una encuesta realizada este año a 969 personas por la web alcohol.org de los centros estadounidenses contra la adicciones encontró que el 44 % de los hombres y el 56 % de las mujeres dijeron haber sido drogados alguna vez mediante la introducción de sustancias en la bebida o la comida.

En el 52 % de los casos fue cuando estaban en la universidad.

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