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Los cabilderos y el soborno  en el Congreso norteamericano

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Washington, DC: En los Estados Unidos siempre ha estado latente el flagelo de la corrupción, hay antecedentes de este mal en los organismos de seguridad, en el ámbito de educación, en el policial, en el judicial, en el administrativo, en el sector de salud, en las corporaciones, en fin, la corrupción ha estado presente en los diferentes períodos por los que ha pasado esta nación.

“Jamás se ha visto tanta corrupción como la exhibida en el Congreso de EE. UU desde el año 2000 a la fecha. Los clanes mafiosos que se han enquistado en el Capitolio no se pueden comparar ni siquiera con los sombríos acontecimientos de la industria del juego en el estado de Las Vegas, Nevada, cuando el crimen organizado se apoderó esencialmente de esa estructura y todo estaba estrictamente controlado por esa mafia”, expresó el legislador, Harry Reid.

Al ser cuestionado sobre los cabilderos en Washington, Harry Reid, Senador Demócrata dijo: “A lo largo de los siguientes años, hubo amenazas contra mi vida, intentos de soborno, operativos del FBI y hasta pusieron una bomba en el auto de mi familia. Fue una experiencia aterradora, pero al fin limpiamos Las Vegas y ayudamos a iniciar una nueva era de responsabilidad. Mi responsabilidad con la comisión del juego terminó en 1981, y cuando sucedió pensé que era la última vez que veía tal corrupción. Desgraciadamente no es así. No es exactamente como la mafia de Las Vegas en la década de los 70, pero lo que está sucediendo hoy en Washington es así de corrupto y las consecuencias para nuestro país han sido severas. La capital de EE. UU se ha visto invadida por el crimen organizado al estilo “Tom Delay” ”. Concluye la cita de Reid. Según Harry Reid.

Los viejos mafiosos han sido sustituidos por los neo gánsteres, esos que hoy se conocen como los cabilderos, que se han constituido en verdaderas pandillas formadas por “los cabilderos, el soborno y el corredor de los malditos”. Algunos legisladores han sido capaces de abusar del poder que se les ha dado para buscar sus propios beneficios. Todo esto en detrimento del pueblo norteamericano.

Los mecanismos que estas pandillas mafiosas utilizan son bastante simples, por ejemplo, las grandes corporaciones pe- troleras obtuvieron US$100 mil millones en ganancias en el 2005, mientras por otro lado, las familias de clase media han visto una merma en sus niveles de ingresos, en tanto que los precios de los servicios que éstas utilizan como el gas, la calefacción, teléfonos, educación y otros han verificado un considerable aumento en sus precios. Esto ha sido posible gracias a la complicidad de legisladores y los cabilderos, a través de la aprobación de leyes manipuladas muy bien pagadas por esas corporaciones.

Un ejemplo vivo y palpable de este contubernio mafioso en contra del pueblo lo constituyen los HMOs que se beneficiaron de un fondo de US$10 mil millones de dólares que luego gastaron a su entera discreción en el marco del proyecto de ley del Medicare. Estos arreglos turbios dejaron como consecuencia un alza inaguantable de los medicamentos que necesitan los ancianos pobres, cuya cobertura no les alcanza para adquirirlos.

¿Qué son los cabilderos?

 

Jack Abramoff, primer plano, sale de la Corte Federal en Washington el martes 3 de enero de 2006. El otrora poderoso cabildero se declaró culpable.

Son una especie de gánsteres que pululan entorno a algunos legisladores que son vulnerables a sobornos. El deshonroso trabajo del cabildero consiste en hacer contactos con las gran- des corporaciones o individuos que buscan las introducciones y aprobaciones de leyes que les beneficien y que protejan sus acaudalados intereses. Esta mala práctica ha dado como con- secuencias la aprobación de leyes malas, de leyes que están en franca contradicciones con los intereses del pueblo norteamericano. De esta manera los legisladores envueltos en estas irregularidades les dan la espalda a los verdaderos intereses del pueblo y a sus legítimas obligaciones para ponerse al servicio compra- do de las grandes corporaciones.

Cuando Barak Obama era senador, dijo “los cabilderos mercenarios han pagado para escribir las leyes y han logrado recortes masivos de impuestos para las empresas petroleras, regalos in- necesarios a la industria farmacéutica y múltiples contratas sin licitación para la reconstrucción en el Golfo Pérsico”.

No obstante, nada ha hecho para detener a estos grupos mafiosos enquistados en el Congreso americano, ni antes ni después de ser presidente.

En estos rejuegos están envueltas altas sumas de dinero, miles de millones de dólares, es un verdadero barril sin fondo que se mantiene a expensas de los contribuyentes y en detrimento del bienestar social y económico del pueblo estadounidense.

De acuerdo con los críticos más severos de la política imple- mentada en los últimos años en EU. El concubinato de los cabilderos y algunos legisladores llegan a consumar verdaderas conspiraciones para que los intereses de grupos selectos sean colocados en agenda en el Congreso, aún por encima de las legítimas necesidades del pueblo norteamericano.

Según ellos, esta es una de las razones por las que EE. UU depende cada día más del petróleo, este último aspecto fue reconocido por el propio presidente Bush hijo antes de salir del poder, aunque irónicamente él mismo y su familia incursionan en el negocio de petróleo, planteó que hay que romper con la dependencia del oro negro.

De acuerdo con el legislador Harry Reid, el actual Congreso de EE. UU, es el más corrupto en la historia del país. El escándalo ha tomado proporciones epidémicas, en donde al menos 20 legisladores fueron investigados y/o acusados de aceptar sobornos, regalos y viajes ilícitos. Estos legisladores y sus asesores que entre ellos se resalta el emblemático líder de la mayoría republicana de la Cámara de Representantes, el legislador Tom DeLay.

Según el señor Thomas E. Mann, uno de los especialistas del poder legislativo más reconocido del país y analista del Broo- Kings Institution, en una entrevista con el New York Times, expresó que este escándalo tiene el potencial de ser el más gran- de en el Congreso en más de un siglo.

El analista Norman Ornstein, del American Entreprise Institu- te, uno de los más conservadores de Washington, escribió “no creo que hayamos visto algo de estas dimensiones, arrogancia y pura venalidad en nuestras vidas. Se está intensificando hacia una explosión que podría crear daño colateral inmenso dentro del Congreso”.

¿Cuándo se empieza a complicar el negocio entre cabilderos y legisladores? 

Esta investigación se inició en 2005, todo se empezó a compli- car por un caso no relacionado con el cabildero Jack Abramoff, muy influyente en Washington. Este enfrentó una acusación de fraude en los tribunales del estado de Florida. Aquí los fis- cales alegaron que compró una escuadra de barcos casino fal- sificando documentos sobre su financiamiento. En este caso un socio suyo se declaró culpable, de modo que su pena le sea reducida a cambio de su cooperación en el caso. Esto dejó a Abramoff a la intemperie y enfrentando seis cargos criminales y hasta 30 años de cárcel.

Los fiscales presionaron a Jack Abramoff para que se declarara culpable y recibiera una reducción en su sentencia en Florida. A pesar de eso, había otro interés en los investigadores fede- rales que obviamente sabían que Abramoff tenía mucho que decir sobre otra investigación federal en Washington. Era una clave primordial, el detonante que generó el mayor escándalo en la capital estadounidense. Jack Abramoff, multimillonario arruinado y que manejó uno de los lobbies más poderosos en Washington, se declaró culpable de los delitos de conspiración, fraude y evasión de impuestos. Sólo recibió una condena de 5 años, beneficiándose con una rebaja de 25 años de cárcel por su colaboración en el caso del Congreso, dejando a la deriva aproximadamente a 20 legisladores en la capital estadounidense. Según declaró Abramoff, más de 220 legisladores demó- cratas y republicanos estuvieron dentro de sus bolsillos y se beneficiaron de 1.7 millones de dólares que distribuyó entre éstos en contribuciones políticas. Esto se pudo comprobar en documentos publicados por la Comisión Electoral Federal y el Servicio Federal de Impuestos. Además de Delay, la lista de los legisladores involucrados apa- rece Bob Ney, presidente del Comité de administración de la Cámara baja y John T. Doolittle (la esposa de este último fue asistente de Abramoff), Para esa época, sólo al presidente de la Cámara de Representantes, el republicano, Dennis Hastert, aparecieron evidencias de que el cabildero Abramoff le había donado la suma de 1.25 millones de dólares.

La tentación de los cabilderos ha demostrado que casi todo el mundo tiene su precio en el Capitolio de Washington DC. Así los titulares de los periódicos sorprendieron al pueblo estadounidense con la noticia de que el otrora líder republicano del Senado, Bill Frist, estaba siendo investigado por la Comisión de Valores y Cambio, por las ventas de acciones supuestamente dudosas e ilícitas.

Otro escándalo alcanzó al representante republicano Randy Duke Conningham, quien fue obligado a renunciar de su curul al declararse culpable de haber recibido de los cabilderos sobornos superiores a los 2.5 millones de dólares para promoción de contratos militares.

Para el 2005, el republicano, Tom de Lay fue obligado a renunciar de su cargo como titular de la Cámara Baja por acusación en su contra de fraude en los fondos de su campaña y de haberse beneficiado de “la generosidad financiera de los cabilderos”.

La mafia funciona perfectamente bien ante la necesidad de los congresistas y aspirantes de cuantiosas sumas de dinero para mantenerse, ser electos o por simple ambición personal.

¿Cómo se involucra la prensa en el escándalo? 

Estos acontecimientos saltaron a la luz pública al descubrir- se que los tentáculos de los cabilderos también alcanzaban a miembros de la prensa y algunos columnistas. “Business Week” hizo público el escándalo cuando denunció que éstos recibieron remuneración para escribir artículos manipulados a favor de algunos anteproyectos de leyes como una forma de influenciar la opinión pública. En medio de la tormenta se encontró Copley News, que se vio obligado a despedir a Doug Bandow, quien también fue forzado a renunciar como catedrático del “Cato Institute” después de haberse descubierto que cobró 2 mil dólares de manos de cabilderos por cada una de las 24 columnas que escribió. De igual manera Peter Ferrara, del Institute for Policy Innovation admitió haber cobrado dinero de varios cabilderos, dentro de los que está Abramoff para escribir columnas en los periódicos Washington Times y Manchester Unión Leader.

Los partidos Demócrata y Republicano 

Definitivamente la preocupación ha llegado a los dos partidos, pues tanto los demócratas como los republicanos han sometido sendas iniciativas que buscan reforzar las reglas de ética en el Congreso, lo cual evidencia que los líderes de ambas organizaciones están bastante preocupados con los escándalos de corrupción en Washington.

Con estas medidas buscaban desviar la atención de la opinión pública a la vez que intentan por separado, enviar un ingenuo mensaje sobre su desaprobación a las acciones de estos legis- ladores y persiguen con poco éxito, creo yo, desvincularse de estas malas acciones que ha puesto al Congreso de EE. UU en una situación muy vulnerable que llama la atención del mundo entero.

A pesar de todos estos lúgubres acontecimientos narrados aquí, EE. UU sigue siendo uno de los países que más persigue y castiga la corrupción en el mundo y Posee un sistema judicial, que deja ver cierta lentitud procedimental, pero eso sí, efectivo a la hora de impartir justicia y castigar a los corruptos, sin importar su rango o condición política y social.

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