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Los trastornos alimentarios son una enfermedad invisible

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“Los cuerpos perfectos no existen, solo existen los cuerpos reales” 

Más allá en la visibilización de estos trastornos y la importancia de la prevención y detección precoz de este tipo de alteraciones alimentarias y huir de la estigmatización y el exceso de juicios sociales que, de forma frecuente, rodean a este tipo de trastornos de la conducta alimentaria son alteraciones y desórdenes mentales que afectan a la ingesta y al peso de la persona que los padece como lo son: La bulimia, la anorexia nerviosa, la ortorexia, el trastorno por atracón y la vigorexia.

  • Anorexia nerviosa: enfermedad cuyo primer síntoma es la extrema delgadez, seguido de un rechazo a mantener un peso por encima del mínimo valor normal, distorsión de la imagen corporal, miedo intenso a ganar peso y amenorrea durante más de 3 ciclos consecutivos. Algunas de las complicaciones asociadas por la propia desnutrición son: osteopenia y osteoporosis, alteraciones del sueño, hipoglucemias, hipotensión, insuficiencia renal, estreñimiento.
  • Bulimia: enfermedad en la cual se recurre a atracones de manera habitual, entendiendo por atracón ingerir una cantidad importante de comida en un corto periodo de tiempo con la sensación de pérdida de control sobre la ingesta (no es capaz de parar de comer), conductas compensatorias inapropiadas (vómitos, laxantes, enemas…), influencia excesiva de la imagen corporal y ausencia de asociación con la anorexia nerviosa. Algunas de las complicaciones asociadas son: niveles bajos de potasio por los vómitos o el uso excesivo de laxantes, fallo de la función renal, dilatación gástrica, aumento de las glándulas salivares.
  • Vigorexia: no es estrictamente un trastorno alimentario, pero tiene en común la preocupación obsesiva por la figura y una distorsión del esquema corporal. El paciente presenta una falta de aceptación y dismorfia corporal, además de un narcisismo patente parecido al de las personas anoréxicas; las personas vigoréxicas se sienten escuálidas y quieren aumentar cada día más su masa muscular (ingestión desproporcionada de proteínas, suplementos dietéticos y sustancias anabolizantes), exhibiendo orgullosamente su apariencia exageradamente musculosa.
  • Ortorexia: obsesión por la comida sana o ecológica llegando a alcanzar un punto patológico, no suele ser una enfermedad que mate por inanición, aunque existen casos en los que la obsesión y la pérdida de la proporción es tan grande que lleva a que se realicen dietas extremas. Se excluyen de la dieta los alimentos cultivados con pesticidas o herbicidas al igual que todos los alimentos que en su contenido tengan “excesiva” grasa como es el caso de las carnes, desembocando en una alteración psicológica que dificulta las relaciones sociales.
  • El trastorno por atracón: es una condición en la cual la persona come generalmente una cantidad de comida mucho mayor de lo normal, todo al mismo tiempo. La persona se siente fuera de control durante estos atracones. El trastorno por atracón no es lo mismo que comer mucho de vez en cuando. La gente con trastorno por atracón come sin control por lo menos una vez a la semana dentro de un lapso mínimo de 3 meses.

En ello se esconden dificultades psicológicas graves y complejas que repercuten en el funcionamiento normal de la vida diaria de la persona enferma y los factores causantes psicológico, biológico, sociocultural y familiar de los trastornos de comportamiento alimentarios son una combinación de elementos psicológicos (influencias familiares y conflictos psíquicos) y sociales (influencias de sus pares y expectativas sociales).

Y los trastornos mentales que generan un comportamiento patológico frente a la ingesta de alimentos y una obsesión por el control del peso, está presente en todas las edades sin importar sexo o condición social, la causa de los mismos está relacionada por múltiples factores: Quienes lo padecen sufren alteraciones a nivel mental y físico, y aunque es posible tratarlas, es necesario que el afectado se someta a un tratamiento médico y psicológico que generalmente tiende a ser largo y complejo.

Por ello es importante el apoyo familiar, ya que una de las características de los trastornos es que el paciente no tiene conciencia de su enfermedad y por lo tanto no puede identificar las consecuencias.

Factores que pueden influir en la aparición de los trastornos de Conducta Alimentaria:

  • Predisposición genética. Si hay un familiar que lo ha padecido.
  • Rasgos psicológicos: la auto exigencia, el perfeccionismo, una necesidad extrema de control.
  • Baja autoestima.
  • Imagen corporal negativa, sobre todo, en la adolescencia, esto va asociado a la baja autoestima, es también importante la distorsión del propio cuerpo, es decir, personas que no tienen una imagen real de su físico.
  • Etapa adolescente. En la adolescencia todos estos factores se incrementan por el cambio hormonal que se sufre.
  • Sexo femenino. Estadísticamente hablando, es más probable que sea una mujer quien lo sufra, ya que, de cada 10 casos, 9 son mujeres.
  • Ambiente familiar desestructurado y/o protector. Si la familia no es estable, se tienen más posibilidades de padecer un TCA, así como si el ambiente que hay es de sobreprotección, máxima exigencia o una conducta rígida y controladora, también ocurre si cambia la estructura de la familia: una separación, el nacimiento de un hermano.
  • Existen, también, factores sociales, como el modelo de belleza de la extrema delgadez lo que provoca una presión social respecto a la propia imagen, incluimos aquí la talla actual de la ropa, ya que no está unificado y las personas no saben cuál es su talla real lo que puede ocasionar distintos problemas, de hecho, numerosos estudios han demostrado que un 40% de las personas que no saben su talla, al probarse una que les vale, pero que es más grande de lo que pensaban, se ponen a dieta.
  • Algunos deportes o profesiones también lo pueden causar: La danza, es uno de ellos, igualmente, los deportes en los que se compite por división de peso también pueden fomentar los TCA, de la misma forma, si las personas se dedican al teatro, a cantar, etc. pueden tener mayor predisposición a sufrir un TCA.

Para prever los TCA debemos:

  • Desde pequeños debemos educar a nuestros hijos para que tengan unos hábitos saludables: horarios de comida regulares, hacer 5 comidas al día, no picotear.
  • Es importante, por ejemplo, intentar comer todos juntos, fomentando así la conversación entre la familia y llevar una dieta sana y equilibrada, incluyendo frutas, verduras, pescados…
  • Otra de las cosas necesarias es fomentar su autoestima, enseñares a estar contentos y a aceptarse a ellos mismos ya que, de esta forma no le importarán tanto los clichés que nos marcan.
  • Debemos enseñarles a querer a su salud por encima de todo, más allá de métodos poco ortodoxos para adelgazar o sentirse mejor, de la misma forma es importante que los animemos a que practiquen ejercicio y se relacionen con otros niños para mejorar sus habilidades sociales y puedan sentirse seguros.

En la lucha contra los trastornos de la conducta alimentaria hay que estar muy pendiente de las redes sociales, muchas personas buscan en redes sociales otras personas que sufran su trastorno alimenticio y la mala o desinformación también puede repercutir y empeorar un caso de TCA, es necesario que el entorno más cercano pueda detectar cuando una persona necesita ayuda por posibles trastornos con la alimentación y ser atendido a tiempo por un equipo de profesionales especializados que podrán contener y ayudar a la persona.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, sino se ha comido bien”. Virginia Woolf 

Araceli Aguilar Salgado Periodista, Abogada, Ingeniera, Escritora, Analista y comentarista mexicana, del Estado de Guerrero, México.

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