Madrugonazo electoral en Zamora: “Si amanecemos en colas de gasolina, podemos amanecer en la cola para votar”
En Araira el día a día siempre comienza desde muy temprano, pero este domingo 28 de julio la jornada inició para la mayoría mucho antes del alba. El aroma a café inundaba las calles de la pequeña población del municipio Zamora en el estado Miranda desde la madrugada, mientras los ciudadanos comenzaban alegremente su marcha provistos con gorras, termos, lentes de sol y, el arma más importante de todas, la cédula de identidad. Entre saludos, parloteo, ánimo y nerviosismo, los araireños poco a poco llenaron los centros de votación para completar una misión que definirá el futuro de Venezuela en los próximo años: elegir un nuevo presidente de la República.
«Si amanecemos en las colas de gasolina, podemos amanecer en la cola para votar», comentaba uno de los electores que desde las 3:00 am se encontraba a las afueras de la Unidad Educativa Nacional Bolivariana Araira, el centro electoral más grande de la parroquia Bolívar.
Pasadas las 6:00 am comenzó el zaperoco: gente buscándose en las listas, los funcionarios del Plan República y milicianos organizando cinco colas, una por cada mesa de votación, y los ciudadanos ansiosos pidiendo entrar. Unos minutos después, con cédula en mano, pasó un primer grupo de personas de la tercera edad a ejecer su derecho.
Sin incidencias y de a poco, pero fluido, comenzó a avanzar la jornada en este centro electoral hasta que, pasadas las 7:30 am, la afluencia de votantes se hizo más notoria y los tiempos de espera se hicieron más largos.
Las mesas uno y cinco empezaron a comenzar mucho más retraso. «Están todas las máquinas funcionando, pero hay muchas personas de la tercera edad votando y el proceso se hace lento», señaló la coordinadora del centro a quienes impacientes se acercaban a preguntar en la puerta.
Sin embargo, al ingresar al recinto todas las mesas presentaban muy pocos votantes. «Son los miembros de mesa los se tardan. Mientras que en otras mesas pasan tres personas en la cinco solo pasa una porque tardan mucho buscando a los votantes en el cuaderno electoral», dijo a El Nacional una persona que pidió no ser identificada.
Aunque pasadas las 10:30 am las colas fuera del centro seguían presentes mientras el sol arreciaba, los votantes se mantenían firmes. «Aquí aprovechamos para chismear», «esta es la única cola que no me pesa», «todo sea por la libertad», eran algunos de los comentarios de los votantes.
Mientras tanto, tomada de la mano por su nieta llegaba una de las doñas más queridas del pueblo. «Tengo 92 años de edad y vengo a votar porque quiero dejar un mejor país para mis hijos y mis nietos. Quiero volver a tener la mesa de Navidad completa antes de partir de este mundo», manifestó antes de ingresar a la escuela donde todos la saludaban alegremente, como si de una celebridad se tratase.
Fuertes colas y retraso en centros de Zamora
En Guatire la historia es diferente. Pese a que gran parte de los centros de votación comenzó a trabajar a la hora estipulada o tan solo con unos minutos de retraso, las fuertes colas se extendían por hasta cuatro cuadras en algunos casos.
En buena parte de los centros de la principal ciudad del municipio Zamora los votantes comenzaron a hacer cola desde la noche anterior. Esta especie de madrugonazo electoral estuvo motivado, en muchos casos, por la ansiedad de los votantes ante este proceso en el que se disputan la presidencia un total de 10 candidatos, aunque sólo dos nombres resuenan en las colas: Edmundo González Urrutia, de la Plataforma Unitaria Democrática, y Nicolás Maduro, candidato del oficialismo a la reelección.
Una de las incidencias más graves de la zona se presentó en la Unidad Educativa Santa María Goretti, uno de los centros de votación más grande de Zamora. «Llegué a las 12:00 am y aquí estoy. Son las 8:40 am y aún no han empezado a trabajar», manifestó molesta Lourdes Manzanillo, quien se encontraba muy cerca de la puerta.
Si bien un gran grupo de electores de la cola de la tercera edad y discapacitados logró votar rápidamente tras la apertura, aproximadamente hora y media después votantes que estaban desde la noche anterior en la cola se quejaban de la lentitud del avance.
«Están aplicando operación morrocoy. Igual no nos vamos a ir. Aquí nos vamos a quedar hasta que podamos votar. Estamos cansados de tanta injusticia. Queremos que nuestros hijos regresen a casa. Quiero conocer a mi nieta que nació en otro país. Se viene el cambio para Venezuela. Tengo fe», manifestaba Rosa Villanueva, una educadora jubilada que luchaba por contener el llanto.