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“¡Miguel, no!”, últimas palabras de Orlando Jorge Mera

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“Miguel, no”, fue lo que pudo escuchar la asistente Érika Herrera detrás de la puerta del despacho del ministro Orlando Jorge Mera, seguido de los seis disparos que le arrebataron la vida.

Aun con la actitud prepotente y agresiva con la que irrumpió Fausto Miguel de Jesús Cruz de la Mota, el asesino confeso, en las instalaciones del Ministerio de Medio Ambiente el pasado lunes 6 de junio, Orlando Jorge Mera permitió la interacción con él, sin seguridad de por medio.

Se trata de su amigo de infancia, que gozaba de su confianza. Según el expediente, el imputado visitaba constantemente el Ministerio sin cita y solicitaba ser atendido por el ministro. Llevaba una estela de atropellos al personal de Medio Ambiente, incluso Jorge Mera llegó a llamarle la atención en alguna ocasión, pero este, conforme al expediente, se creía con el derecho de mandar en esa institución bajo el argumento de que “había que resolverle y que no se le estaba dando la atención que merecía”.
Ese lunes llegó al ministerio con la prepotencia que le caracterizaba, vestido con una chaqueta de color azul oscuro donde llevaba su arma de fuego escondida. Dice el Ministerio Público, que acudió al lugar con toda la intención de matar a Jorge Mera, su amigo de hace más de 40 años.

Cruz de la Mota llegó hasta el antedespacho del director nacional de Medio Ambiente, y golpeó en la frente a Alfonzo Mendoza, siguió con la actitud agresiva hasta la oficina del ministro Jorge Mera, quien le pidió unos minutos para terminar la reunión que sostenía con varios colaboradores.

La seguridad se había presentado hasta el cuarto piso, pero el imputado cuestionó su presencia, cuando Jorge Mera concluyó su reunión, pidió quedarse a solas con su amigo.

“El Ministro se paró en la puerta de su despacho y le manifestó al seguridad Nicolás Montero y a las señoras Erika Herrera y Carmen Maribel Peralta: ‘Miguel es mi amigo, Miguel es mi hermano, es mi hermano, para qué seguridad”.

De esta manera, el ministro se queda solo con su verdugo, a puertas cerradas. Establece el expediente que “a pocos minutos de haber entrado a conversar con el ministro Orlando Jorge Mera, sin mediar discusión entre ellos, ejecutó su plan para asesinar al ministro de Medio Ambiente”.

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