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Moradores de Hondo Valle pide estudio medioambiental de GoldQuest

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Romero, Hondo Valle: Para que nadie nos cuente, pusimos en marcha nuestro espíritu de conocer la verdad. En San Juan de la Maguana hay grupos polarizados de personas que leen en los medios y se oponen tajantemente al aprovechamiento de los yacimientos Romero y Romero Sur, enclavados en plena cordillera central. Se oponen solo porque alguien le ha dicho “oponte a eso, porque van a destruir el rio, los arboles, nuestra ganadería, todo”. Desde luego, todo esto se monta desde la comodidad que ofrece vivir en el pueblo, con teléfono, agua, energía eléctrica, autos, acondicionadores de aire, esparcimiento y confort.

Se supone que para usted oponerse al aprovechamiento de un yacimiento mineral, usted primero debe ver el estudio medioambiental, que es el que especifica que el proyecto contiene huellas medioambientales que van a perjudicar el entorno. Si usted se opone sin ver el estudio medioambiental, no se está oponiendo a nada. No se puede condenar algo o alguien sin antes ser juzgado y ver los elementos probatorios.

Visto esto, decidí emprender uno de los viejas más arriesgados que he recorrido. Empezamos a subir la Cordillera Central siguiendo un vetusto trillo vecinal caracterizado por   curvas cerradas, grandes rocas que amenazan con deslizarse, un polvo que denuncia la presencia de óxido de hierro, subiendo, cada curva es mayor y más empinada, el rugir del motor del todo terreno parecía combatirse con el mismo furor reflejado en los ojos de espantos del conductor. Aproximadamente dos horas y media subiendo por un trillo que no dejaba ver las huellas de otros vehículos transitando el camino por mucho tiempo.

Después de alcanzar la empinada cima, ahora tocaba algo no menos difícil, bajar la misma distancia. Me llamó la atención  la no presencia de seres vivos, ni pájaros, insectos, nada, aunque el clima es muy agradable, nada parecido a la vida aquí arriba.

Pensé que estábamos perdidos  en medio de esa montaña y en un momento ordené la retirada, pero el conductor me convención de seguir. A lo lejos divisamos una vaca, “donde hay vaca hay gente”-comenté, así que nos animamos. La velocidad es casi cero, tanto bajando como subiendo por todas las irregularidades del terreno, es una cita con la misma muerte, una “ruta maldita”. Es desconcertante, no te encuentras con nadie, no hay ni siquiera huellas en el camino, es una soledad espantosa.

Allá, a lo lejos,  divisé un pobladito que nos devolvió la esperanza, todavía debíamos bordear un sendero agreste, lleno de piedras, media hora después habíamos llegado al famoso Hondo Valle, que yo comparé con “Macondo”.

Qué impresión! Cómo pueden vivir así, sin nada. Ellos mismos habían desforestado el área, esa desforestación que hablan los ambientalista, hace tiempo, mucho tiempo que ya llegó a Hondo Valle y nadie, absolutamente nadie ha venido aquí a ayudarlo a reforestar o a traer ayuda. Sin duda, todavía están allí, por un programa del gobierno de Danilo Medina que le ayuda a sembrar café, cacao y otros productos y un subsidio directo de $5 mil pesos que reciben del gobierno.

Las  casuchas se están cayendo, los hombres se sientan sobre piedras que la misma naturaleza ha aportado, no saben de futuro, el presente parece lo mismo, uno que otros perros escuálidos ladra avisando que llegaron extraños.

Edipido Piña me invitó a comer, comimos bajo un árbol un poco de arroz blanco con gandules. “perdone la carne, no hemos ido por estos días a cazar uno que otro jabalí”, comentó.

Estos son los verdaderos dueños de las tierras donde están los yacimientos Romero y Romero Sur. Ellos sorprendentemente, pide ver el estudio medioambiental y no se oponen al aprovechamiento de los yacimientos.

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