Muerte en Tamboril, un crimen en familia
Es 18 de septiembre de 2020 y es la media tarde de un caluroso día, donde la temperatura ronda los 32 grados en el sector la Palma, en Santiago de los Caballeros. En medio del calor, por la carretera Canca pasean Julio y Daneri, marido y mujer, en su yipeta Honda de color blanco.
De momento, a las 5:40 p.m., son sorprendidos e interceptados por un motorista quien, sin mediar palabra, dispara múltiples veces contra el matrimonio.
Ella termina con una sola herida de bala. Julio, en cambio, no corre tanta suerte, pues ese día pierde la vida por varios impactos de los disparos.
El motorista se dio a la fuga, mientras el cuerpo sin vida de Julio César Rodríguez, dominicano de 68 años de edad y residente en Nueva York, yacía en el vehículo junto a Daneri Antonia Pérez Espinal, su mujer, quien estaba herida en un brazo por uno de los tiros.
Los hechos, filmados por las cámaras de seguridad próximas, muestran a la perfección cómo un hombre con abrigo rojo, casco de protección negro y jeans rotos, llega en una moto, también de color rojo, y dispara con más enfoque en el lado que ocupaba el marido.
Una vez realizadas las pesquisas pertinentes, las autoridades se centraron en dos sospechosos: Joan Giancarlo Acosta, conocido como «Café», y Fabricio Antonio Báez Pérez.
En el caso de Fabricio, aparece como sobrino Daneri Antonia, lo que desde el principio inquieta a los investigadores, que se deciden entonces a registrar las casas de los sospechosos.
Joan Giancarlo cuadraba como supuesto autor de los hechos, ya que en su casa encontraron la ropa y el motor usado por el individuo de las grabaciones; incluso hallaron 11,000 pesos dominicanos.
En el domicilio de Fabricio Antonio, el sobrino, encontraron comprobantes de retiros de dinero por más de 627,562 pesos dominicanos.
Todo apuntaba, según los investigadores, a que el cerebro de la operación era Fabricio y el verdugo Joan.
El 28 de septiembre, Joan fue arrestado. La detención de Fabricio se producirá el 9 de febrero de este año en el santiaguero distrito municipal de Jacagua.
¿Qué ocurrió entonces?
Declaraciones posteriores de Café, en las que supuestamente confiesa quiénes participaron en el crimen, permitieron a las autoridades reconstruir el relato que se constituye en prueba del expediente.
Empecemos por el principio de la historia.
La pareja residía en Nueva York y cuando venía de visita al país, solían hacerlo juntos. En ese año de 2020 fue distinto. La víctima, decidió adelantar su viaje y hacerlo solo, lo que provocó la extrañeza de Daneri Antonia. Lo primero que pensó fue que él le estaba siendo infiel.
A su llegada a Tamboril, Daneri Antonia se reunió con Fabricio en varias ocasiones y le pidió ayudarla a vigilar a Julio César y seguir sus movimientos, para saber adónde iba y con quién estaba.
Descubrieron entonces la supuesta infidelidad de Julio y planearon cómo acabar con su vida.
Puestos de acuerdo, ella pagó a su sobrino tres millones de pesos para que consumara el crimen. Él se juntó con Café, el sicario, y planificaron cómo hacerlo.
¿Y ahora qué?
Tres años y medio después, el pasado 11 de abril, al expediente instrumentado por el Ministerio Público se agregó otro nombre: el de Daneri Antonia, quien pasó de víctima a cómplice. El órgano acusador había acumulado indicios de su implicación y ordenó el apresamiento a su salida del Primer Tribunal Colegiado, del distrito judicial de Santiago, donde se conocía el juicio de fondo contra Café y ella asistía en calidad de testigo.¿El acusado de disparar confesó, años después, el móvil del crimen? Es posible.
El Ministerio Público no se contentó con las pruebas que tenía a mano y que incriminaban a Café y a Fabricio, por lo que siguió profundizando la investigación. Y encontró algunos hilos sueltos de la pareja. Uno lo aportó el rastreo de los movimientos de la cuenta bancaria de Daneri Antonia, que permitió documentar una transferencia a la cuenta de su sobrino Fabricio por más de tres millones de pesos, de los que este habría retirado 250,000 pesos que entregó a Café para que apretara el gatillo el día acordado, según indican los investigadores.
Las pruebas del delito
Tras la investigación, el Ministerio Público asegura que cuenta con suficientes pruebas documentales y testimoniales que comprometen penalmente a los tres imputados: teléfonos celulares, recibos de dinero, actas de registro, fotografías y grabaciones de vídeo.
Uno de los elementos cruciales para la implicación de la esposa en el asesinato es el comprobante del depósito millonario que hizo a su sobrino, según el órgano acusador.
El día 17 de abril, la jueza Yiberty Polanco, de la Oficina Judicial de Servicios de Atención Permanente de Santiago, le impuso a Daneri Antonia la coerción de arresto domiciliario, impedimento de salida y colocación de grillete electrónico.
Su sobrino Fabricio cumple prisión preventiva.
La infidelidad como posible causa de la trama es la última versión conocida de la historia que, judicialmente, continuará.