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Negocio en torno a la muerte: exclusividad y alto costo en los cementerios privados

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mplios, solemnes y exclusivos, así se avistan los campos privados de inhumación que cada día ganan terreno en la República Dominicana. Los cementerios, esos espacios sagrados donde deben descansar los seres queridos que parten al más allá, también entran al juego de oferta y demanda que domina el servicio funerario en los últimos años.

Lejos de la maleza, la profanación de tumbas, la inseguridad o el exceso de vendedores que dominan los públicos, los privados reivindican el concepto solemne de camposanto, a cambio de altas sumas de dinero que sobrepasan los 100,000 pesos en los planes más económicos. Muy lejos de los 18,000 o 60,000 pesos (según el tamaño y el lugar) que puede costar un espacio en un cementerio municipal.

Jardines bajo estricto cuidado de la vegetación, flores y portavelas homogéneos en cada tumba, para que no rompa el estilo. Seguridad. También columbarios, esos pequeños espacios donde se depositan las cenizas de quienes optan por la cremación, osarios y diversas y exóticas urnas o cofres que hasta del cuello pueden colgar.

La oferta no es exclusiva para los humanos, pues, como la muerte es segura para todos, y cada vez más las mascotas se asumen parte del núcleo familiar, el negocio se abre también hacia los animales. Palomas, perros, gatos y hasta tortugas ya han tenido una morada final de alto estándar.

En Santo Domingo son conocidos los cementerios Puerta del Cielo, Memorial Servicios Exequiales, Parque del Prado, Blandino Columbario y otro de la comunidad Neocatecumenal, ubicado en la Casa Arquidiocesana María de La Altagracia, que tiene la Iglesia Católica en Santo Domingo Este.

En Santiago están Fuente de Luz y Jardines del Recuerdo. Todos rompen con una tradición de nichos elevados para darle más sentido a la palabra entierro, pues ofrecen un concepto de cementerio verde, con bóvedas bajo tierra.

«Identificamos el gran significado que nuestra cultura le da a sus difuntos y la necesidad inminente de un trato con más sensibilidad, sutileza y de calidad para las familias dominicanas que pasan por una pérdida», comenta Yoanna Termini, directora del Memorial, que inició sus operaciones en el país en 2004.

El cambio ha tenido buena acogida, pues en éste y otros cementerios consultados, refieren un crecimiento constante de quienes se deciden por reservar un lote o parcela en esos campos.

«Realmente ha sido bien recibida por las familias dominicanas, ya que el impacto visual evitando edificaciones verticales hace posible que predomine la naturaleza y armonía, teniendo visibilidad organizada de todo el entorno que le rodea», agrega Termini.

Aunque no cita cifras, Termini pone como evidencia la expansión de la empresa que, además de la ya conocida funeraria, crematorio y columbario en la avenida Jacobo Majluta, abrió nuevas capillas funerarias en la avenida 27 de Febrero, se apresta a iniciar un cementerio de mascotas y trabaja en la ampliación de las áreas de enterramiento.

Como ocurre en el resto de empresas consultadas, la mayoría de los que adquieren su lote lo hace de manera provisoria, sin que se los mande una emergencia.

«En nuestro caso, de 10 familias que abordamos y presentamos nuestra propuesta, aproximadamente siete deciden adquirir los servicios antes de presentarse la pérdida de un ser querido», explica Termini.

Como ocurre en el resto de empresas consultadas, la mayoría de los que adquieren su lote lo hace de manera provisoria, sin que se los mande una emergencia, aunque también se dan esos casos.

«Hace 15 años la mayoría de las familias dominicanas no tenía la conciencia de planificarse en estos servicios, lo cual ha ido cambiando con el tiempo. En nuestro caso, de 10 familias que abordamos y presentamos nuestra propuesta, aproximadamente siete deciden adquirir los servicios antes de presentarse la pérdida de un ser querido», explica Termini.

También aumentan las cremaciones

La funeraria Blandino, pionera en el país en brindar servicios fúnebres, viene incursionando desde hace cinco años en el columbario, como consecuencia de una demanda de los clientes que optan por la cremación, otra práctica que sigue rompiendo los esquemas locales tradicionales de inhumación.

«Vimos, desde hace un tiempo, que muchas personas requerían el servicio y no lo teníamos, debíamos mandarlos (los cuerpos) a Puerto Rico. En 1997 compramos el primer crematorio y ahora, hace cinco años, inauguramos este proyecto que se llama Blandino Columbarios, que no es más que integrar en un solo sitio el cementerio de cenizas y una funeraria», cuenta Fernando Arredondo, gerente de la empresa.

Hace diez años, la cremación era el 8 % del total de velatorios en la Funeraria Blandino, pero a la fecha es el 17 %.  «El doble. Y cada día más, las personas lo van viendo como una parte natural del proceso», añade Arredondo.

El incremento de la práctica y la necesidad de una última morada para las cenizas fue lo que les llevó a incursionar en el columbario, que en la fase actual tiene habilitados 800 espacios, de los que 350 están ocupados y el plan es llevarlo a 4,500.

El precio, que Arredondo dice que todavía es el de introducción, es igual a lo que costaría un lote en un cementerio en los que Blandino tiene acuerdos para enterramiento.  «Puedes tener dos urnas de ceniza a un costo de 130 mil pesos. Y eso se puede pagar hasta en cuatro años, con un 10 % de inicial», indica.

En medio de la ciudad

Blandino Columbarios tiene la particularidad de estar en medio del caso urbano, en plena avenida Luperón, en la que antes fue la casa familiar de los Arredondo. De hecho, el menor de la familia se detiene frente a uno de los mausoleos y comenta: «debajo de este piso debe haber un juguete mío, pues esta era mi habitación».

Luego explica que, al tener un cementerio cercano, se puede  aprovechar cualquier momento para pasar a visitar las tumbas de los seres queridos y tomarse, tal vez, un café.

Amplios espacios integrados

Otra empresa que integra el servicio de lotes de enterramientocolumbario, crematorio, cementerio de mascotas y funeraria en un mismo lugar es Parque del Prado, en el municipio Guerra, en la provincia Santo Domingo. En el lugar hay, incluso, un lago para esparcir cenizas.

«El camposanto cuenta con instalaciones arquitectónicamente avanzadas, más de 300 mil metros cuadrados divididos en secciones, módulos y lotes totalmente ajardinados, bajo un concepto donde prima la naturaleza, en un mismo espacio, con áreas armoniosamente distribuidas, para proporcionarle a los asociados un lugar de sentimiento, paz y respeto para visitar a sus seres queridos», describe Gina Victoriano Collado, su vicepresidenta ejecutiva.

El Parque del Prado está distribuido en 28 secciones de enterramiento con capacidad para 5,000 y 8,000 parcelas o lotes. En sus 17 años en el mercado, tiene en uso cuatro de las secciones, aunque en la actualidad trabaja en la ampliación de algunas áreas.

Según la ejecutiva, a diario se suman nuevos adquirientes, ya sea mediante necesidad inmediata o a prenecesidad.

Los costos de un espacio pueden variar significativamente dependiendo de la ubicación, el tamaño y los servicios requeridos de velación o cremación. Una bóveda para dos cuerpos puede costar de 170,900 pesos en adelante, sin incluir los planes funerarios que van desde los 98,000 a los 300,000 mil pesos.

El financiamiento hasta por seis años, es una opción para quienes no dispongan de esas sumas en lo inmediato.

Cementerio de mascotas

En un área de 10,000 metros cuadrados funciona el Pet Cemetery del Parque del Prado, bajo el mismo concepto de cementerios verdes. «Gracias por tanto compañero», se lee en una de las lápidas en el suelo.  En la mayoría se observa algún objeto, sea la placa de identificación, el juguete favorito, un pañuelo o una pequeña escultura que la familia humana ha dejado para acompañar al animal muerto.

Gina menciona que en el camposanto abundan los perros y gatos, pero también hay algunas aves, conejos, hámsters, cobayas y tortugas. Aunque alguna vez le solicitaron el servicio para un caballo, el gran tamaño de esos animales no les permite enterrarlos en el espacio de 19 x 39 pulgadas que tienen los lotes de las mascotas.

El costo de adquirir dicho lote es de unos 22,000 pesos, precio que aumenta cuando se opta por la cremación. En esos casos, en lugar del ataúd de cartón, la opción se mueve entre vistosas urnas que van desde los 28,000 en casos grandes y de metal, hasta los 1,550 las más pequeñas que, en forma de dije, se pueden colgar del cuello como cualquier medalla.

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