“No recuerdo haber matado a nadie” afirma dominicano acusado de asesinar tres desamparados y un mexicano
NUEVA YORK._ El dominicano Randy Santos Rodríguez, acusado de asesinar a cuatro desamparados y un trabajador mexicano el mes pasado en el Barrio Chino, afirmó en la cárcel de Rikers Island, que no “recuerda” haber matado a nadie esa noche.
Santos, concedió una entrevista al diario The New York Times publicada ayer martes, en la que asegura que lo único que le viene a la mente, es que estaba recogiendo botellas y latas en los zafacones y bolsas de basura, cuando fue arrestado por varios policías.
Después, dice, su mente se quedó en blanco.
“Recuerdo estar caminando a las 2:00 de la madrugada por el Barrio Chino en busca de latas y botellas para venderlas y cobrar la devolución (5 centavos por embase), cuando los policías me ordenaron que se detuviera”, relata Santos.
Dijo que se sintió perplejo cuando lo esposaron.
Afirma que no puede recordar matar a golpes a cuatro hombres con una pieza de metal.
“Necesitaba el dinero porque vivía en las calles y en un edificio abandonado. Eso es todo lo que recuerdo”, añadió.
Pero el diario dice que la afirmación de Santos sobre un supuesto lapsus en su memoria ya sea sincero o una artimaña conveniente, hizo poco para aclarar el misterio que rodea el motivo detrás de uno de los asesinatos cuádruples más horribles en la historia de Nueva York, un ataque aparentemente sin sentido contra hombres sin hogar al azar que dormían en las aceras El caso ha puesto de relieve las grietas en los sistemas de servicios legales y sociales que le permitieron a Santos deambular por las calles, a pesar de que había cometido varios asaltos violentos antes.
Su familia ha culpado a las enfermedades mentales y al abuso de drogas por sus arrebatos violentos, incluido un ataque contra su propia madre y al abuelo. Su abogado, Arnold Levine, no ha hecho comentarios sobre esos argumentos.
Los fiscales tienen un caso fuerte.
Santos, de 24 años, tenía consigo una barra de metal ensangrentada de 15 libras cuando fue arrestado, y las cámaras de seguridad de las tiendas locales lo grabaron mientras se acercaba sigilosamente a los hombres que dormían y los golpeaba en sus cabezas, según el expediente.
En el video, Santos dijo a los investigadores que él fue el atacante, acorde con lo expuesto por los fiscales en la corte.
“No entiendo los cargos o por qué estoy aquí”, dijo Santos.
“Nadie me los ha explicado”. Culpó a la barrera del idioma por su confusión porque no habla inglés.
Recordó que la noche de los asesinatos, se dirigió al centro de Manhattan desde un edificio abandonado en El Bronx donde se había estado quedando. Pero el resto de la noche es “borroso” en su mente.
Él ignora que si es declarado culpable enfrenta cuatro cadenas perpetuas consecutivas, 400 años en la cárcel.
“Tomo todas las clases y actividades que me ofrecen aquí”, dijo. “Quiero educarme a mí mismo. Intento mantenerme activo, ocupado”.
“Quiero salir de aquí y tener un futuro. Quiero casarme. Quiero tener hijos”, clamó.
El deseo declarado de Santos de mejorarse a sí mismo parece extraño con su historia reciente.
En los últimos dos años, el sistema de justicia penal le dio varias oportunidades para cambiar su vida.
Había evitado largas condenas en la cárcel y le habían ofrecido asesoramiento, a pesar de los cargos de haber tocado o agredido a varias personas.
Historia de violencia
La madre de Santos lo sacó de su apartamento en El Bronx después de que agredió a su abuelo durante una discusión, dijo su familia. Una tía dijo que más tarde trató de persuadirlo para que fuera a una clínica de rehabilitación de drogas. Estaba deprimido y abusó de las drogas que lo volvieron paranoico.
Hace un año, Santos fue arrestado por cargos de que ahogó y mordió a un hombre de 55 años en una agencia de empleo de Manhattan.
Cuatro días después, fue acusado de golpear a un hombre que viajaba en el tren Q, dijeron los fiscales.
En marzo, una mujer de 19 años le dijo a la policía que le tocó las nalgas durante una estadía en un refugio de Queens.
En mayo, Santos en un ataque de ira, golpeó a un hombre de 24 años de edad en el refugio de Brooklyn.
Está previsto que Santos responda a cargos por manoseo a la mujer y a otro de robo y evasión de tarifas en trenes de de Brooklyn en diciembre y enero.
En la mayoría de los casos, fue puesto en libertad porque las víctimas se negaron a presentar cargos o dejaron de cooperar, dijo un portavoz de la fiscalía.
En dos casos, un juez le dio la oportunidad de evitar la cárcel si se inscribía en programas de consejería, pero Santos nunca se inscribió y después de faltar a una cita en la corte por el cargo a tientas, se emitieron órdenes de arresto.
Fue detenido de nuevo con una orden de arresto el verano y enviado a la cárcel de Rikers Island, pero fue liberado en agosto después de que la organización “Bronx Freedom Fund”, le pagó una fianza de $1,000 dentro del programa de ayudar a presos pobres.
Una semana antes de los asesinatos el Barrio Chino, Santos atacó a un desamparado de 38 años que dormía en un parque a la orilla del río Hudson, cerca de High Line, golpeándolo con un palo e intentando arrojarlo sobre una barricada y para tirarlo al río.
Cuando se le preguntó sobre sus arrestos previos por asalto y su decisión de no asistir a la asesoría ordenada por la corte, Santos se encogió de hombros.
“He tenido una vida complicada”, dijo.
Y la entrevista se terminó.