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Nuevas pruebas de ADN señalan que tres hombres acusados por homicidio no lo cometieron

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Las muestras de ADN tomadas por el asesinato de una mujer de 70 años de Pensilvania, en 1997, y sometidas a un análisis reciente, señalan que fue agredida sexualmente y golpeada mortalmente por un desconocido, y no por los tres hombres que han pasado más de dos décadas en prisión cumpliendo sentencias por el hecho.

El experto en reconstrucción de escenas de crimen, Timothy Palmbach, testificó ante un tribunal del condado de Delaware, Pensilvania, sobre lo arrojado en el nuevo análisis de una mezcla del semen del hombre desconocido, la sangre de la víctima y la orina en su sábana.

Palmbach indicó que dicha mezcla demuestra que la paliza y las relaciones sexuales se produjeron casi al mismo tiempo, con lo que refuta un argumento clave de la acusación que aseguraba que los fluidos no estaban relacionadas.

La mezcla «cambia fundamentalmente la naturaleza de la escena del crimen y la conclusión que puede extraerse de ella», concluyó el experto ante el tribunal y por escrito en un informe forense.

El testimonio se produjo en una audiencia para Derrick Chappell, de 41 años; Morton Johnson, de 44; y Samuel Grasty, de 47, quienes han pasado más de dos décadas en prisión y aseguran que fueron condenados injustamente, según recoge CNN.

Los tres hombres solicitaron al juez que anule sus condenasy se realice un nuevo juicio basado en las nuevas pruebas de ADN.

El medio estadounidense señala que los fiscales del caso han luchado para mantener a los tres tras las rejas, con sus condenas.

Este caso tiene su origen en el homicidio de Henrietta Nickens, de 70 años, que murió en su casa de Chester, Pensilvania, el 10 de octubre de 1997, tras haber sido golpeada. Los investigadores encontraron semen en su recto y una misteriosa chaqueta verde con cocaína en el bolsillo encima de su televisor.

Las pruebas realizadas entonces al semen demostraron que procedía de un hombre aún desconocido, según los documentos presentados ante el tribunal.

Ante esto, la fiscalía ha argumentado que no había pruebas de que las relaciones no fueran consensuadas o de que este hombre desconocido haya matado a la mujer.

Chappell, Johnson y Grasty fueron condenados en juicios separados por homicidio en segundo grado y otros cargos, en 2000 y 2001. Fueron sentenciados a cadena perpetua.

El caso contra ellos se basó principalmente en el testimoniode un testigo clave, Richard McElwee, de 15 años, que dijo haber actuado como vigía mientras los demás robaban 30 dólares a Nickens, según los registros judiciales.

A cambio de este testimonio, McElwee aceptó declararse culpable de homicidio en tercer grado y otros cargos, y fue condenado a entre 6 y 12 años de prisión en 1999.

Los tres condenados han mantenido su inocencia durante las dos décadas que han permanecido en prisión. Los tres ahora están representados por organizaciones sin fines de lucro que trabajan para liberar a personas que consideran que han sido condenadas de manera injusta: Johnson por el Innocence Project, Chappell por el Pennsylvania Innocence Project y Grasty por Centurion. Además, un presta servicios jurídicos gratuitos a Chappell.

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