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Ojalá la OEA, no se vea en la necesidad de volver a pedir perdón

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Por: Ramón Reví

(El autor es abogado y analista político, reside en la ciudad de Washington, D.C)

Washington, DC:Desde el ajusticiamiento de Rafael Leónidas Trujillo a la fecha, han transcurrido más de cincuenta años; los mismos que celebra nuestra incipiente democracia. Las primeras elecciones “libres” tras aquella atroz dictadura; se llevaron a cabo en el año de 1962. En las mismas resultó electo Presidente de los dominicanos el profesor Juan Bosch; quien desgraciadamente, apenas gobernó siete meses.

El Golpe de Estado al profesor Bosch del año 1963, provocó una crisis institucional en el país sin precedentes; la cual degeneró en la llamada guerra de abril de 1965 y esta a su vez en una intervención militar extranjera. Acción injustificable, que de manera aviesa apadrinó la Organización de los Estados Americanos OEA, en su Décima Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores.

Gracias a la resistencia pacífica del pueblo dominicano y del acompañamiento de la comunidad internacional; logramos superar los doce años de semi-dictadura del Dr. Joaquín Balaguer y sus posteriores crisis políticas. Como diría Maurice Halbwachs, aún persiste en la “memoria colectiva”, la crisis electoral del año de 1990, donde el profesor Bosch denuncia ante la OEA, las Embajadas y el Centro Carter, que el Dr. Balaguer le había robado el triunfo. Cuatro años más tarde, el Dr. José Francisco Peña Gómez, acusa al mismo personaje, de haber perpetrado un fraude colosal en su contra.

Esta última crisis -la de 1994- trajo como principal consecuencia una reforma a la Constitución. Para la referida reforma, la mesa de diálogo pactó: acortar el período presidencial a dos años al Dr. Balaguer, implementar a partir de las elecciones del año de 1996, el sistema de doble vuelta electoral y la condición de obtener más del 50% del sufragio, para ganar en una primera vuelta. Tanto la situación del año de 1990, como la del año de 1994, fueron crisis políticas importantes; ambas lecciones aprendidas, que no debemos aspirar repetir como pueblo.

Otra vez bajo la tutela de la OEA, las Embajadas y los Notables.  

El acompañamiento de la Organización de los Estados Americanos OEA, en los procesos electorales de la República Dominicana, es tan antiguo, como la creación de su Departamento para la Cooperación Electoral, por sus siglas DECO-OEA y sus famosas Misiones de Observación Electoral, por sus siglas MOE-OEA. Las primeras Misiones, de este recién creado Departamento de la llamada Casa de la Américas;se llevaron a cabo en un mismo año -1962- una para las elecciones de la República de Costa Rica y la otra para las celebradas en la República Dominicana.

Desde el citado año de 1962, la OEA, nos acompaña con sus misiones de observación electoral. Estas han representado un pilar fundamental para el fortalecimiento de nuestro sistema electoral y de partidos políticos y por consiguiente; para la consolidación de nuestra institucionalidad democrática. Concomitantemente a la observación de la OEA, hemos tenido el acompañamiento de las legaciones diplomáticas y las Comisiones de Notables. Estas últimas entidades y personalidades, rindieron un servicio al país en tiempos muy difíciles de nuestra historia democrática. Sus numerosos aportes, son bien valorados por dominicanos, pero con algunas reservas.

Es a partir de los Comicios del año de 1996, y en el intervalo de los subsiguientes procesos electorales, que empieza a reflejarse cierta mejoría en el sistema electoral dominicano. Para el año 2010, se promulga una nueva Constitución; la cual consigna, las Altas Cortes: Tribual Constitucional (TC), Tribunal Superior y Electoral (TSE), y Tribunal Superior Administrativo (TSA). Estos altos tribunales han llegado, para afianzar de manera significativa, el fortalecimiento del sistema electoral y de partidos políticos de la República Dominicana.

La OEA, no debería volver a pedir perdón.  

Como expliqué con anterioridad, hace tiempo que la OEA, viene acompañándonos en el tema electoral e inclusive asesorándonos en leyes tan importantes como la ley Electoral y la ley de Partidos Políticos. Ha sido la experiencia del niño que empieza a gatear, da sus primeros pasos, se cae, se levanta y finalmente camina solo. Afortunadamente, la Junta Central Electoral (JCE), con la ayuda de este Organismo hemisférico, se ha fortalecido en lo institucional y en su imagen; en estas últimas dos décadas. A tal punto, que para los últimos procesos desarrollados en el país, las MOE-OEA, pasaron a ser un simple formalismo; por igual el acompañamiento de las Embajadas y las llamadas Comisión de Notables.

Íbamos muy bien, pero desgraciadamente en esta oportunidad, la historia no siguió su curso. Debido a un “fallo” en el Voto Automatizado, en las recién fallidas Elecciones Municipales del pasado 16 de febrero, el Pleno de la Junta Central Electoral, de común acuerdo con la comunidad política del país; decidió suspender en su totalidad dichas elecciones. Tal como ocurrió en los primeros doce años de Gobierno del Dr. Balaguer y en los años de 1990 y 1994, vuelve aparecer en el panorama electoral dominicano el fantasma del fraude; pero esta vez en la modalidad de electrónico y en el Gobierno del Lic. Danilo Medina Sánchez.

Tras el insólito hecho, sin precedente en la historia electoral del país; recibimos con cierto alivio y mucha frustración, el acuerdo firmado por el Estado dominicano con la presente MOE-OEA, con finalidad de que dicha observación también contemple, realizar una auditoria destinada a esclarecer los motivos del colapso del voto automatizado en el pasado proceso comicial. Ante tal situación, bienvenida sea la Misión de la OEA, y por igual, la Fundación Internacional para Sistemas Electorales (IFES), la Unión Interamericana de Organismos Internacionales (UNIORE), y si es necesario otra vez, el acompañamiento de las legaciones diplomáticas y las ya desaparecidas Comisiones de Notables.

Sin embargo, antes  de concluir este escrito, debo puntualizar lo siguiente: Durante la celebración del Cuadragésimo Sexto Período de Sesiones de la Asamblea General de la OEA, celebrado en la ciudad de Santo Domingo en el año 2015, esta Organización se vio obligada a pedir perdón a los dominicanos; debido a su participación en la invasión a su territorio en el año de 1965. Un gesto de arrepentimiento, que ya pasó a la historia, registrado en papel y tinta. Agradecemos este significativo gesto y me parece, que la actual crisis electoral ofrece a esta Organización, una oportunidad de oro para ir más allá de la retórica y así continuar enmendando su antigua afrenta.

Confiamos en que la Auditoría a las fallidas Elecciones Municipales del pasado 16 de febrero, la cual está a cargo de la Misión de Observación Electoral de la OEA, que encabeza el exPresidente de Chile, Eduardo Frei, y Coordina, ese destacado técnico en el tema democracia, el Sr. Geraldo De Icaza, logre esclarecer el enigma del fraude al Voto Automatizado. ¡Que así sea, por el buen nombre de la más antigua Organización Internacional de las Américas y por la salud de nuestra democracia!

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