Otra turista de Nueva York muere en resort de la República Dominicana, hijo pide investigación y justicia
NUEVA YORK._ La radióloga del Centro Médico Richmond en West Brighton, Leyla Cox, residente del condado de Staten Island, es la tercera turista que muere en un resort de la República Dominicana, donde fue a celebrar su cumpleaños 54, pese a la oposición de sus familiares, que tenían el temor de que ella terminara muerta igual que los numerosos turistas que han fallecido después de tomar bebidas en los mini bares de los complejos situados mayoritariamente en Punta Cana.
Su hijo, William Cox, cuestionó el diagnóstico médico en la República Dominicana, diciendo que hay un misterio en las muertes y que la de su madre, es sospechosa.
Los familiares de Cox, le dijeron ayer jueves al periódico Staten Island Advance, que Leyla, aprovechó sus vacaciones de cumpleaños para irse a disfrutar a la República Dominicana, pero regresará muerta.
El hijo le dijo al medio que los restos que están en este momento en la morgue de la funeraria Blandino de Santo Domingo, serán cremados en el país caribeño y las cenizas traídas a Nueva York para luego esparcirlas en aguas de los cayos de Florida, después de recogerlas en un aeropuerto de Tennessee, donde serán enviadas desde la República Dominicana.
El hijo dice que el hospital donde estaban los restos de su madre, le dijeron que no pudieron hacerla a la muerta, los exámenes de toxicología, porque la máquina está rota.
Él, explicó que para obtener los resultados, la familia tendría que pagar los exámenes por su cuenta, pero no tienen el dinero para hacerlo.
La turista, celebró su cumpleaños el 9 de junio y al día siguiente fue encontrada muerta en su habitación, después de llegar el miércoles 5 a la República Dominicana.
Tenía el regreso a Nueva York programado para el miércoles 12.
“Estoy abrumado y confundido y en estado de shock”, dijo William, de 25 años de edad, su único hijo, dijo en una entrevista telefónica ayer jueves con el Staten Island Advance.
“Su cumpleaños fue el 9 de junio y falleció el 10 de junio”, dijo.
Su madre, que a menudo viajaba sola, hizo su segundo viaje a la República Dominicana.
Según William, funcionarios de la embajada de Estados Unidos le dijeron que la muerte de su madre se descartó un ataque al corazón.
Dijo que la familia está considerando que el fallecimiento de Leyla como altamente sospechoso, en medio de una serie de muertes extrañas y misteriosas de turistas en la República Dominicana.
Antes de ella, la pareja afroamericana de origen jamaiquino de Orlando Moore y Portia Ravenelle que residían en el condado Westchester, aparecieron muertos brutalmente, ella en la autopista Las Américas y el hombre a 22 kilómetros de distancia, en las aguas de la Bahía San Soucí, y el carro que abordaban con signos de haber sido quemado.
La Policía Nacional dominicana, dijo que ambos murieron en un accidente, versión no ganó credibilidad por las lagunas y eslabones que faltaron encajar.
Una mayoría de dominicanos y estadunidenses, dicen que las características de la escena, era típica del modelo de secuestros y atracos que infestan la República Dominicana.
Aunque no murieron en el resort Bahía Príncipe Cayacoa, donde se hospedaban, salieron de allí en la madrugada para abordar un vuelo de regreso a Nueva York.
“Tengo derecho a sospechar”, dijo.
“Mi familia no quería que ella viajara a la República Dominicana en estas vacaciones”, dijo. “Realmente creo que si mi madre no hubiera estado en la República Dominicana, se habría estado viva en este momento.”
Añadió que con todos los casos que se difunden en las noticias en este momento, la familia piensa que Leyla fue una víctima de lo que está ocurriendo.
La última vez que William habló con su madre fue el 2 de junio, pocos días antes de salir a sus vacaciones.
“La llamé un domingo y le desee un feliz cumpleaños”, dijo. “Yo le dije que la quería”.
Explicó que ahora, él se encuentra en una lucha abrumadora para traer el cuerpo sin vida de su madre a Estados Unidos. Después de la muerte, se ordenó una autopsia el examen de toxicología no fue garantizado, dijo el hijo.
“Eso es lo que me dijeron,” dijo.
Informó que habló con la funeraria Blandino para autorizar los arreglos, luego que el cadáver fuera liberado del hospital.
William dijo estar consciente de que la cremación del cuerpo de su madre, eliminará la posibilidad de realizar un examen de toxicología.
“Me han puesto contra una pared en la que no tengo otra opción”, dijo. “Nuestro propio informe de toxicología costaría grandes cantidades de dinero. Tengo que conseguir sus cenizas de vuelta”, dijo.
“Su último deseo fue que sus cenizas sean tiradas en los Cayos de Florida” dijo.
Leyla pasó la mayor parte de su tiempo en Knoxville, Tennessee, donde conoció a su ex marido y crió a su hijo.
Se mudó a Staten Island, consiguiendo el trabajo de radióloga en el referido hospital.
William dijo que les encantó Staten Island donde encontraron su nuevo hogar.
Peggy Reilly, tecnóloga de rayos X y colega de Cox en el hospital, la describió como una persona amable y empática.
Después de recibir la noticia, en el hospital, propiedad de la universidad de Richmond, se dijo el personal estaba compungido, tranquilo y en shock.
“Nadie lo podía creer”, dijo. “Ella era una persona feliz y sin preocupaciones”, añadiendo que su madre nunca sufrió de problemas de salud subyacentes que pudo haber tenido.
Añadió que recientemente a su madre le recetaron pastillas para la presión arterial alta, pero que no fue restringida por alguna condición médica.