Padre de Junior abandona juicio después de ver ropa ensangrentada que llevaba hijo la noche del asesinato
NUEVA YORK._ El padre del estudiante Lesandro Guzmán Feliz (Junior), abandonó la corte ayer jueves después que los fiscales mostraron al jurado la ropa ensangrentada que llevaba su hijo, la noche del brutal asesinato, el 20 de junio de 2018, después de ser sacado arrastrado por pandilleros de Los Trinitarios frente a una bodega en El Bronx.
“No quiero ver eso nunca jamás”, dijo el señor Lisandro Guzmán, añadiendo que “es como si mi hijo estuviera aquí hoy conmigo”.
Fue tanta la sangre emanada del cuerpo de Junior que la ropa deportiva que llevaba, pantalones cortos, camiseta y tenis, perdió el color original.
El fiscal adjunto que encabeza el Ministerio Público, abrió la bolsa plástica sellada, parte de las evidencias, para sacar la ropa de Junior y mostrar la brutalidad, saña y atrocidad con que fue asesinado el estudiante de 15 años de edad, que no pertenecía a ninguna pandilla.
«Fue realmente doloroso y no quiero volver a verlo», dijo el papá de Junior en español a los reporteros. «Es como si mi hijo estuviera aquí conmigo».
Antes de que se presentara la evidencia gráfica, los fiscales le preguntaron a Lisandro si quería irse de la sala del tribunal, donde cinco de los presuntos asesinos de su hijo son enjuiciados desde principios de este mes.
Pero optó por quedarse, y observó estoicamente mientras los fiscales sacaban las prendas manchadas de las bolsas. Levantaron un calcetín, una camisa blanca, un par de bóxers, pantalones cortos y una sudadera que vestía Junior.
El oficial de la policía de Nueva York, Kai Oikawa, testificó sobre su llegada al hospital Saint Barnabas el 20 de junio de 2018, donde Junior trató de llegar en busca de ayuda después de recibir un machetazo en el cuello frente a la bodega, a una cuadra de distancia del nosocomio.
«En la primera ubicación, noté mucha sangre y la gente gritaba frenéticamente», dijo Oikawa.
Luego, el policía fue a la bodega en la calle 183 Este y la avenida Bathgate, donde la los matones de Los Trinitarios persiguieron a Junior mientras les rogaba que no lo mataran.
«Entré, hablé con el dueño de la bodega y vi la sangre», dijo Oikawa.
De vuelta en el hospital, Oikawa le regaló la ropa que le pusieron a Junior después de su muerte.
«La ropa estaba empapada de sangre», recordó el oficial.