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Para negociar una tregua, Javier Milei establece contactos con sindicalistas y piqueteros.

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“El 11 de diciembre, el fantasma se desnuda”. Esta semana, Sergio Palazzo ironizó sobre la aparición de lo presuntamente desconocido con esa situación. Entre bromas y preocupación, el líder bancario y diputado nacional, quien es uno de los principales interlocutores sindicales preferidos de Cristina Kirchner, comentó sobre la decisión de Javier Milei.

Tres días después de su declaración en FM Millenium, Palazzo envió una carta abierta al presidente electo en la que rechazó el plan de ajuste, las privatizaciones de empresas públicas, la dolarización y posibles reformas de la legislación laboral. Un extenso comunicado, titulado «Dentro de la Constitución, todo; fuera de la Constitución, nada», citó los artículos 14 y 14 bis, que son cruciales para proteger los derechos de los trabajadores.

Además de ser una advertencia, también fue una respuesta al discurso triunfante del libertario en la noche del balotaje, en el que afirmó que no permitiría protestas violentas de aquellos que se opongan a sus políticas. Todo está dentro de la ley, y nada está fuera de ella. Pasadas las 22 de ese domingo histórico en el que un antisistema cargó al peronismo unido, Milei lanzó uno de sus primeros mensajes como presidente electo: «Vamos a ser implacables con quienes quieran usar la fuerza para mantener sus privilegios».

Dos días después del relanzamiento de la alianza entre las tres centrales obreras y los movimientos sociales, la carta abierta de Palazzo a Milei fue escenificada en un salón de la CGT como la postal de la resistencia. La reunión de sindicalistas, piqueteros y cooperativistas se debe a diferencias históricas que hacen improbable una acción conjunta en la actualidad. Por el momento, solo se trataba de una imagen momentánea, similar a la que Massa había recibido como muestra de respaldo en las elecciones. A pesar del aumento estadístico de la informalidad laboral y la pobreza, la CGT sigue siendo la que mantiene el poder y actúa como un componente cohesionador de ese complejo puzzle.

Sin embargo, tres fuentes confiables de La Libertad Avanza sugieren que surge un interrogante sobre cómo se relacionarán estos actores políticos y sociales a partir de mañana con el gobierno de Milei, quien en su primer discurso presidencial incluiría más referencias a la herencia y a cómo desactivar la bomba económica que a la política de la motosierra.
El grupo más propenso al diálogo en la CGT, compuesto por los «Gordos» y los «independientes», se separó por sí mismo y ya ha abierto una vía de comunicación con los libertarios. Los líderes de ambas facciones afirmaron que incluso se mantuvo una conversación directa con el presidente electo. La siguiente acción sería buscar la realización del primer encuentro institucional de la CGT con el recién nombrado líder del Estado. Los gremialistas esperan que ocurra antes de la Navidad. Por otro lado, los asesores laborales de Milei rechazaron la formalidad y recomendaron reuniones sectoriales. No hacen distinción de que el presidente electo pueda aprovechar esa relación cercana con la casta sindical.

Milei habría transmitido un mensaje conciliador al ala dialoguista de la CGT a través de sus futuros ministros Guillermo Francos y Guillermo Ferraro, principalmente, pero también a través de dos diputados nacionales con vínculos gremiales. La reforma laboral sería más suave de lo previsto, se llevaría a cabo una auditoría en lugar de una poda inmediata en los planes sociales; los contratos de obra pública actuales se mantendrían como en el plan Procrear, y Indicadores de la bandera blanca. Myriam Bregman, una trotskista, ironía sobre un gatito mimoso.

El capítulo laboral de la ley «ómnibus» que Milei enviaría al Congreso la semana próxima sería menos pretencioso que el que había propuesto Miguel Ángel Punte, quien fue el número dos de Jorge Triaca en el Ministerio de Trabajo de la gestión de Cambiemos y actualmente es el gerente de Recursos Humanos de Ternium, del Grupo Techint. Aunque sería voluntario y se negociaría por convenio colectivo de cada actividad, se incorporaría el fondo de cese laboral al estilo Uocra en reemplazo de la indeminización. Con la implementación de modificaciones a la ley 2403, se pretende reducir la cantidad de demandas judiciales y dar un primer paso para trasladar la Justicia laboral al territorio porteño, lo cual es uno de los compromisos de Mauricio Macri en su lucha histórica contra lo que él denomina «la industria del juicio».

Sin embargo, no habría medidas que tengan un impacto directo en el poder gremial, como desvincular a los empleadores de su papel de «agente de retención» de los montos de la cuota sindical o de algunas contribuciones obligatorias en la actualidad. Además, es cuestionable avanzar en contra del concepto de la excesiva actividad de los convenios colectivos de trabajo. La ultraactividad significa que todos los CCT tienen una duración y que si no hay nuevos CCT, el actual se mantiene. El artículo 6 de la ley 14.250 establece esto en la actualidad. El asesor de Patricia Bullrich para temas laborales, Dante Sica, propuso suspenderlos temporalmente. Algunos de los asesores de Milei justifican su estrategia argumentando que es pragmatismo y que no es necesario enfrentarse con los gremios peronistas de manera anticipada.

Ajuste y remuneraciones

El superministerio de Capital Humano, liderado por Sandra Pettovello, absorberá el ministerio de Trabajo que bajará a rango de secretaría. Omar Yasin, un laboralista vinculado a Pro que también trabajó para Cambiemos como director del Servicio de Conciliación Laboral Obligatoria bajo la dirección de Triaca, será el encargado de la secretaría de Trabajo. Antes de fin de año, uno de los primeros desafíos de Yasin sería solicitar al Consejo del Salario que actualice el salario mínimo, vital y móvil, que actualmente es de $156.000. Tal vez el nuevo funcionario utilice la actualización para evitar la indexación de las paritarias. Un problema es que el salario mínimo sirve como referencia para la cantidad de planes sociales, haberes jubilatorios y seguro de desempleo. Podría ocurrir lo mismo que con los indicadores de la ley de presupuesto: que la inflación los consuma. ¿Se prevé que las paritarias se mantengan congeladas? La gestión será de naturaleza desreguladora. Un asesor de Yasin dijo que el problema no son los salarios, sino la adecuación de los precios.

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