Peripecias de un reportero cuando no se aplantilla con la delincuencia política
Connecticut: El periodismo es una de las carreras más importantes que existen, es más, es un trabajo considerado esencial, pero todo va a depender de cómo se ejerza, porque se puede hacer un lucrativo negocio y hacerse rico con eso. Todo depende de si se práctica apegado a la verdad y al decoro o si se ejerce como una agencia de mercenarios. En el caso de quien escribe, asumí de forma determinante ponerlo al servicio de la mayoría, sacrificando mi propia calidad de vida y la de los míos; pero confieso aquí hoy que la satisfacción es enorme. Es algo que solo se siente en lo inefable, allá, en lo más recóndito de un sentimiento que te grita la satisfacción del deber cumplido.
En 2004 fundamos el periódico El Faro Latino en la ciudad de Filadelfia del estrado de Pennsylvania. Ahí empezó una encrucijada que jamás pensé que fuera interminable, porque decidimos traer un producto diáfano, transparente, independiente y de investigación. Cuando el sector político se percató de que no podrían controlar las ediciones del periódico El Faro Latino, entonces conspiraron contra él. Desde el 2005 nos hemos enfrascado en una lucha tenaz contra la delincuencia política de República Dominicana, porque en EE. UU no te enfrentan por decir la verdad.
Los políticos que se han puesto al servicio del mal, los que con sus actos deleznables han perdido la moral y la vergüenza, por lo general enfrentan a los diarios independientes, a los que nunca pudieron controlar, los que a menudo denuncian sus malas andanzas, especialmente cuando las denuncias aluden a la incorrecta utilización de los recursos públicos de manos de esos políticos corruptos. El periódico El Faro Latino ha sido abrazado por la diáspora dominicana y la comunidad latina en Estados Unidos y para sorpresa nuestra, un 40% de nuestros lectores, viven en República Dominicana. Eso nos ha hecho fuertes, aquí y también allá.
El respeto que ese diario se ha ganado, nosotros los defendemos hasta con nuestra propia vida, ¡que no le quede duda a nadie! Pero, ese respeto viene de que no somos mercaderes de la comunicación, de la verdad y el sacrificio, de entrar cuando otros salen, de enfrentarnos, cuando otros huyen, de dar coberturas gratuitas, cuando otros cobran. Los ingresos de los medios El Faro, solo vienen de publicidad y de trabajos de asesorías privadas, un servicio profesional que brindamos dentro de nuestra corporación, El Faro Latino, LLC.
Los trabajos de investigación que publicamos en nuestros contenidos, por lo general son tan serios que laceran muchos intereses, generalmente de políticos corruptos. Lo sabemos, y hemos pagado un alto precio por eso; pero en la postrimería de nuestra carrera, no es verdad que vamos a renunciar a ello por entrar en contaminadas complacencias del colectivo afectado.
Producto de una investigación seria del periódico El Faro Latino, el Departamento de Estado norteamericano, cerró varios consulados dominicanos en EE. UU en el gobierno de Leonel Fernández, incluyendo el de Filadelfia. La delincuencia política que vinieron a ejercer las crápulas dominicanas haciéndose pasar por diplomáticos en EE. UU sin estar acreditados, perjudicando la imagen del país y a la diáspora. Los perjudicados se sumaron a nuestra lista de enemigos.
Hemos investigado y seguiremos investigando los atropellos de los dirigentes de La Fuerza del Pueblo de Nueva Jersey a sus propios dirigentes medios en la circunscripción #1 de Estados Unidos, tenemos grabaciones de las denuncias y todas las pruebas, por eso las hemos publicado, pero los denunciados han respondido con insultos, intolerancia y amenazas al periódico y se sublevaron como “ranas creídas bueyes”. Continuaremos investigándolos y publicando las denuncias de sus subalternos.
Investigamos el Fraude Financiero del Voto Dominicano en el Exterior y el Fraude Electoral a la tercera diputación, encontrando a los culpables e identificándolos uno por uno en nuestra publicación y posteriormente en el libro “La cara rota de la diáspora”. Hoy, todos son enemigos de un servidor y de nuestros periódicos. No sé cuántos enemigos tengo por este último caso, de lo que no me arrepiento, por el contrario, ha sido una de mis mayores satisfacciones profesionales, porque, como siempre, defendimos una causa justa, denunciamos y descubrimos un robo de casi 5 millones de dólares de los fondos electorales y el robo de una diputación que hoy usurpa el gobierno actual.
Pero a los políticos ladrones dominicanos no se pueden investigar, porque enseguida pagan a un mercenario que se presta desvergonzadamente para difamar al periódico serio que está haciendo las denuncias o las investigaciones, para perseguir al Faro Latino, buscando recursos absurdos para menoscabar nuestro medio. Sin embargo, yo he realizado investigaciones de grandes envergaduras aquí en Estados Unidos, que han sido objeto de otras investigaciones mucho más grandes por organismos de seguridad del gobierno federal y lo único que hemos recibido son felicitaciones. Nunca hemos recibido represalias, ni de políticos, ni del gobierno federal o gobiernos locales, porque en este país se respeta la Primera Enmienda a la Constitución que ordena respetar a los periódicos y periodistas bajo la protección de la libertad de prensa y de expresión.
A continuación, aquí les dejo algunas de esas investigaciones, que también publicamos en otro libro de nuestra autoría llamado “Bajo mis ojos”. Por las siguientes investigaciones no hemos recibido más que elogios y méritos al periodismo serio, no vendido, de parte de la sociedad norteamericana:
Hemos realizado grandes investigaciones, como La Mafia de los Cabilderos en Congreso Americano; El Escándalo Watergate; La Estafa de los Bancos en EE.UU; Delincuencia Política para Repartirse los contratos de la Reconstrucción de Irak; La Mafia de la FED; El Engaño de Obama a los Hispanos; Operación Rápido y Furioso, mediante la que el Departamento de Justicia norteamericano ordenó vender armas a los carteles mexicanos para que se maten entre sí; La CIA y la NASA fueron creadas por los Nazis en USA, entre muchas más. ¿Ahora yo le pregunto a usted que terminó de leer este humilde artículo, cree usted que debemos silenciarnos ante la delincuencia política dominicana en EE. UU.? ¡Porque decidimos seguir pagando el precio!
