PRM: presión interna por empleos, sucesión presidencial y una oposición dividida

La clave estará en escoger una figura de bajo rechazo, con carisma y experiencia, capaz de unir las distintas corrientes internas del PRM y enfrentar con éxito a la oposición en 2028.
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Nueva York. El Partido Revolucionario Moderno (PRM) atraviesa una coyuntura electoral compleja, en la que debe equilibrar las demandas laborales internas, la escogencia de un candidato presidencial que garantice la unidad, y una oposición fragmentada que, aunque ofrece ventajas inmediatas, también representa riesgos si no se capitaliza con inteligencia.

Como es habitual tras asumir o mantener el poder, los militantes y simpatizantes del PRM exigen ser recompensados con cargos públicos. Esta presión interna ha generado conflictos, desgaste institucional y puede afectar la eficiencia gubernamental si se prioriza el clientelismo por encima de la meritocracia.

Para contener el descontento, el liderazgo del partido, incluyendo al presidente Luis Abinader, ha sostenido múltiples reuniones con dirigentes medios y de base. En estos encuentros, se han prometido “oportunidades futuras” y asignaciones temporales, manteniendo el discurso de institucionalidad, mientras se adoptan medidas alternativas para calmar a una militancia que, según algunos, tiene “más sombreros que cabezas”.

La renuncia de Abinader a un tercer mandato, un giro clave

El anuncio del presidente Abinader de no buscar un tercer mandato ha reconfigurado el escenario político nacional y abre interrogantes clave sobre el futuro del PRM. La decisión, aunque institucionalmente saludable, obliga al oficialismo a definir un nuevo liderazgo capaz de sostener la narrativa de modernización y transparencia que ha caracterizado su gestión.

Con estructuras sólidas a nivel nacional y el control de importantes instituciones del Estado, el PRM parte con ventaja. Sin embargo, el reto está en lograr que el próximo candidato herede la imagen de eficiencia, lucha contra la corrupción y modernización que Abinader ha construido.

¿Quién será el candidato para 2028?

La carrera por la sucesión ya está en marcha. Mas de 10 precandidatos luchan en una carrera contra reloj. De todos los que se presentan, los que mayores posibilidades tienen figuran la vicepresidenta Raquel Peña, el ministro de Turismo David Collado y la alcaldesa del Distrito Nacional, Carolina Mejía. Todos cuentan con fortalezas particulares, aunque ninguno ostenta aún el peso político de Abinader.

La clave estará en escoger una figura de bajo rechazo, con carisma y experiencia, capaz de unir las distintas corrientes internas del PRM y enfrentar con éxito a la oposición en 2028.

Una oposición dividida: ¿ventaja para el PRM?

La fragmentación de la oposición es evidente. La pugna entre Leonel Fernández y Danilo Medina ha impedido una alianza efectiva entre La Fuerza del Pueblo (FP) y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Muchos observadores consideran que Fernández cruzó el “punto de no retorno” al incentivar el transfuguismo desde el PLD, lo que debilitó seriamente a ese partido, que pasó del poder en 2020 al tercer lugar en 2024. Aún así, conserva un electorado duro que rechaza una unión con la FP. Este escenario de división podría ser aprovechado por el PRM, siempre y cuando logre mantener cohesión interna y presentar una candidatura sólida.

El futuro inmediato del PRM también dependerá del desempeño económico y social del gobierno en los próximos meses. Si se mantiene la estabilidad económica, se impulsan nuevas inversiones y se abordan temas críticos como la seguridad, salud, empleo y libertad de prensa, el oficialismo podría fortalecer su narrativa de gobierno eficiente.

No obstante, el desgaste natural de dos períodos consecutivos y los escándalos de corrupción podrían afectar negativamente la percepción ciudadana. La manera en que el PRM gestione estos factores será crucial para sus aspiraciones en 2028.

El PRM tiene posibilidades reales de mantenerse en el poder, pero su éxito no está garantizado. Todo dependerá de su capacidad para seleccionar un candidato fuerte y consensuado, mantener la gestión gubernamental en niveles aceptables y asegurarse de que la oposición no logre unificarse.

Aunque Abinader no buscará la reelección, su figura seguirá siendo un elemento determinante en la suerte electoral del PRM.

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