Sacar Punta Catalina de la trampa del Fideicomiso y llevarla a cotizar en Wall Street
El presidente Luis Abinader probablemente asistido de buena intención, pero empujado por grupos de presión empresariales que no guardan la forma para demostrar la irresistible tentación de asaltar el proyecto Punta Catalina, de una alta rentabilidad, poder político y social que representa tener en sus manos el 30% de la generación eléctrica de un país.
Probablemente, Punta Catalina fue concebida para enfrentar la mafia de los generadores electrónicos que cobraban por los “apagones económicos” que hundieron al pueblo dominicano. Se cree que estas plantas desde sus inicios fueron saboteadas y se dice que no fue un error del gobierno del expresidente Medina haberlas construido para que funcionen a Carbón y no de gas, como debió ser, porque de esa forma se abrió el espiral por donde pudieron entrar el clientelismo, posible sobrevaluación y aumento de costos no previstos en sus inicios.
La intención de crear la base legal para luego pasar la administración de las plantas a un fideicomiso privado, sería el peor error político y económico que el presidente Abinader pueda cometer, cuya cuota política podría costarle muy caro al presidente y su partido, PRM en términos de popularidad electoral.
Es que, con esa figura, el gobierno estaría delegando en un grupo de empresarios, de hecho, ya muy cuestionados moralmente por la sociedad. El poder de endeudar hasta 2,000 millones sin necesidad de dar explicaciones a nadie, porque la ley de libre acceso a la información pública no los puede alcanzar, es decir, tendrían carta blanca para hacer lo que quieran con unas plantas que actualmente están dando mucha ganancia al estado, para entregarlas a ese fideicomiso?.
Si el equipo económico del gobierno cree que el estado no es capaz de manejar ese proyecto de una manera eficiente, entonces, me permito sugerir que las plantas Punta Catalina sean colocadas en el mercado bursátil para que coticen en la bolsa de valores de Wall Street de Nueva York.
Lejos de poner Punta Catalina en manos que nunca ganarán la confianza del pueblo dominicano, si el gobierno, en cambio, hace las gestiones para que esta empresa empiece a cotizar en Wall Street, inmediatamente lo haga empieza a recuperar la inversión y obtiene ipsofacto plusvalías que ayudarán incluso como fuente de financiación.
Cualquier dominicano podría beneficiarse del proceso, porque quienes quieran, pueden adquirir acciones y el estado conseguirá más recursos económicos para reinvertir o financiar otros proyectos de ampliación y mantenimiento de las plantas. Esto es mucho mejor que acudir al financiamiento de un banco privado, porque no estaría afectado por las comisiones que cobrar estas entidades financieras.
El hecho de entrar a cotizar en bolsa, Punta Catalina daría una respuesta inmediata al tema de gestión, que es por lo que se cree que el gobierno de Abinader se estaba inclinando por el fideicomiso, “GESTION”. Wall Street obliga a las empresas a cumplir con unos estándares muy exigentes de transparencia, además aquí entran los organismos reguladores de Estados Unidos, que someten a las empresas constantemente a auditorías que consolidan su imagen empresarial.
También está la presión o exigencias de los inversionistas a los que hay que presentar todo bajo la mayor transparencia. Muy diferente a un fideicomiso privado, que es todo lo contrario.
El mercado bursátil fluye bajo la ley de la oferta y la demanda, cada acción tiene un precio establecido por esa regla y eso es dinero. El mercado es tan favorable que diariamente la empresa se está publicitando gratuitamente en la prensa financiera que se mantiene dando informes sobre los movimientos y cotización de las acciones de las empresas.
Los mismos inversores se benefician de la transparencia del sistema, porque a diario están fluyendo informaciones al respecto de las que ellos se nutren de forma segura.
Muchos países latinoamericanos ya están incursionando en este sistema mundial de negocio, que tiene 2.300 empresas registradas de las cuales 520 son extranjeras y lo más interesante es ver como las empresas latinoamericanas van en ascenso en espiral con la existencia de 90 que ya están cotizando en Wall Street.
Así que, señores, esto no es descabellado y es mucho más sano que dejar que un grupo de empresarios que se apodere de Punta Catalina.