Si no ha sido Biden, ¿quién ha gobernado desde la sombra y sin ser electo en EE. UU?
Nueva York: Un reciente informe del Wall Street Journal ha dejado más preguntas que respuestas sobre la situación de salud mental del presidente Joe Biden y ha expuesto serias dificultades en su gobierno, sugiriendo maltrato hacia un anciano para su explotación política.
El artículo del periódico especializado en asuntos financieros sugiere que Biden ha mostrado “señales de declive” y pone en duda su agudeza mental, lo que refuerza la narrativa de que el mandatario de 81 años no está preparado para ejercer el cargo en la Casa Blanca.
La falta de acceso al presidente en Washington, organizado la menor cantidad de conferencias de prensa multitudinarias, en las que ha cometido frecuentes meteduras de pata en el podio cuando aparecía en público) ha sido algo oculto hasta ahora. Según asesores, legisladores demócratas y donantes que hablaron con el Wall Street Journal bajo condición de anonimato, se ha revelado cuánto ha compensado la Casa Blanca esta falta de claridad.
“El personal presidencial formó un escudo hermético alrededor de Biden, de 82 años, justo después de que asumiera el cargo, limitando inmediatamente sus interacciones en persona en enero de 2021.”
“Los empleados comenzaron a hacer ajustes en los planes diarios cuando el presidente parecía cansado o seguía tropezando en el escenario mundial, resbalando y cayéndose en escaleras, tanto en sentido figurado como literal. Las reuniones se reprogramaron para adaptarse a sus ‘días buenos y malos’”, reveló el Journal. Según un funcionario de seguridad nacional, en ese momento le dijo a un asistente: “Tiene días buenos y días malos, y hoy fue un mal día, así que vamos a abordar esto mañana”.
Las reuniones se programaban más tarde en el día, un detalle que salió a la luz por primera vez después del fallido debate de Biden contra el presidente electo Donald Trump, cuando el personal admitió que el entonces candidato demócrata tenía dificultades para funcionar fuera de una ventana de seis horas que se cerraba alrededor de las 4 p.m. todos los días.
“Una vez dentro de la sala con el presidente, los funcionarios recibían instrucciones de hacer que sus sesiones informativas fueran breves y concisas. Las conversaciones privadas, incluso con algunos de sus principales candidatos para el gabinete, como la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, se volvieron menos frecuentes”, desvela el Journal.
“Un funcionario del gabinete finalmente dejó de comunicarse para programar conversaciones con el presidente después de ser rechazado repetidamente”, revela un exasistente.
La Casa Blanca también contrató a un entrenador de voz, el magnate de Hollywood y copresidente de campaña Jeffrey Katzenberg, para tratar de mejorar su tono débil y ronco.
Otros miembros del personal eliminaron los informes negativos de la pila de noticias de Biden para el día, engañándolo sobre la opinión pública acerca de su desempeño laboral.
“Las señales habían estado allí durante todo su mandato en la Oficina Oval: con frecuencia dependía de fichas, se le veía con instrucciones impresas en grandes cantidades, a menudo confundía los nombres de dignatarios extranjeros u otros datos, y cometía errores cuando se salía del guion o ignoraba su teleprompter.”
La reunión del presidente con el fiscal especial Robert Hur, sobre lo que luego se consideró su retención “intencionada” de documentos clasificados, también puso a prueba su resistencia mental.
Biden fue quien supuestamente presionó para la entrevista con Hur, según el WSJ, y los empleados respaldaron la decisión con la esperanza de demostrar que Biden era más cooperativo que Trump, su entonces oponente en la carrera presidencial de 2024.
“La preparación de la entrevista se convirtió en un dolor de cabeza. Las sesiones de preparación duraban tres horas al día y Biden olvidaba sus ‘líneas’ y fluctuaba en sus niveles de energía. En una ocasión, olvidó la fecha de la muerte de su hijo”, dijo el reporte, y agregó: “El círculo alrededor de Biden ha sido estrecho durante su breve y fallida campaña de reelección, y los empleados respondieron tantas preguntas que sorprendió a los donantes el grado de control ejercido”.
Los resultados de las encuestas no se transmitieron directamente a Biden; en cambio, se transmitieron a través de memorandos a los asistentes de campaña. La retención de la información preocupó especialmente a los encuestadores de la campaña de Biden cuando los números de Trump comenzaron a aumentar.
“Durante el mandato de su marido, la primera dama incluso intentó impedir que él actuara solo durante demasiado tiempo en las conferencias de prensa, por temor a que las preguntas lo tomaran desprevenido a medida que se prolongaban los acontecimientos”, señala el Journal.
¿Ahora las preguntas son: ¿cuál funcionario no electo ha estado tomando las decisiones en la sombra que le conciernen al presidente desde enero de 2021 y Cuáles habrán sido las consecuencias para el pueblo estadounidense?