Tras 45 años ininterrumpidos el coronavirus cierra icónica agencia de servicios múltiples en el Alto Manhattan
NUEVA YORK._ Cuando hace 45 años, el empresario Jaime Vargas abrió su agencia de servicios múltiples con énfasis en la industria del taxi, “Jaime & Judy Vargas” en el primer piso del edificio 1286 de la avenida Saint Nicholas en el Alto Manhattan, para ayudar a la comunidad dominicana en preparación de impuestos, trámites migratorios, asesoría en cómo llevar legalmente un negocio, asistencia legal, notaría, pasajes aéreos y seguros de autos, entre otros muchos, juró nunca cerrar las puertas, sin imaginar que casi un siglo después la peor pandemia de los últimos 300 años, se encargaría de ponerle el candado.
Vargas, dijo que no ha habido tempestades, nevadas, ventarrones, diluvios, ataques terroristas, altos niveles de violencia y drogas ni ambientes adversos en el Alto Manhattan que lo forzaran a cerrar, hasta que la propagación del coronavirus, rompió con la larga tradición.
El empresario, que es también sociólogo y politólogo, sostiene que las reglas de distanciamiento social, la cuarentena y otras medidas de las autoridades, aunadas al pánico por el contagio, obligaron a que cerrara su agencia, a pesar de que intentó mantener la esperanza de que quizás, no tendría que hacerlo.
Vargas, quien comenzó en esos servicios cuando era un adolescente en los años setentas, trabajando con el propietario de un negocio similar en el mismo inmueble, que luego adquirió cuando su entonces patrón se fue de retirada a la República Dominicana y se lo vendió con facilidades económicas, logró reencausar el viejo concepto, modernizar la estructura de trabajo, ampliar el personal, que se convirtió en lo que hoy es un ámbito laboral familiar y anexar nuevos servicios, señaló que se vio obligado a cerrar la agencia por primera vez en su historia debido al ambiente inhóspito creado por la pandemia.
También agregó recientemente la escuela de choferes “Vargas Driving School” y remozó los sistemas cibernéticos, computadoras, comunicaciones y expandió los servicios incluyendo otras ofertas.
“Fue necesario, con poco espacio para cumplir con la distancia social, el pánico de los clientes y la orden de cerrar los negocios no esenciales, hubo que cumplir, siempre hemos cumplido con las autoridades y las leyes”, puntualizó Vargas, también ex cónsul general en Japón y Taiwán, donde amplió sus conocimientos empresariales.
Desde el cierre, el equipo de la agencia se mantiene ofreciendo los servicios a través del sistema virtual, medio que también ha impuesto el coronavirus.
“Se necesitará tiempo para recuperar las pérdidas o las entradas que no llegan a causa del coronavirus, pero esperamos que las autoridades respondan a brevedad para salvar de la desaparición a cientos de pequeños y medianos negocios en el Alto Manhattan, que ahora están en incertidumbre”, agregó el empresario.
Señaló que gracias a las gestiones de su amigo y hermano el congresista Adriano Espaillat, esos negocios podrán al menos resarcir parte del negativo impacto económico y social que como su peor lastre, está dejando el virus en todo el mundo.
Y para llevar un mensaje de esperanza y sanación, acudió a la recurrida frase: “Al mal tiempo, buena cara”, reenviando a la comunidad en general el cotidiano pedido de las autoridades de “quédate en casa y lávate las manos, protégete con la mascarilla y los guantes”.