Un gesto de madurez política frente a la crisis haitiana

Este gesto de unidad envía un mensaje claro tanto al país como a la comunidad internacional: la soberanía y la estabilidad dominicanas no son negociables, y la respuesta del Estado debe ser articulada, firme y sostenida.
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Por Jhon Sánchez

En un hecho sin precedentes, el presidente de República, Luis Abinader, convocó a sus tres antecesores —Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina— para abordar la agudizada crisis haitiana y sus repercusiones sobre la seguridad y estabilidad de la República Dominicana.

El encuentro, celebrado en el Ministerio de Defensa, más allá de su carga simbólica, marca un punto de inflexión en la manera en que el Estado dominicano asume el reto más complejo de su política exterior contemporánea: Haití.

En un ambiente de respeto, institucionalidad y, sobre todo, sentido de urgencia nacional, se expuso la realidad en la frontera, la presión migratoria y los desafíos crecientes para la seguridad.

Fue una reunión donde, por una vez, las diferencias políticas cedieron ante la gravedad del momento.

Este gesto de unidad envía un mensaje claro tanto al país como a la comunidad internacional: la soberanía y la estabilidad dominicanas no son negociables, y la respuesta del Estado debe ser articulada, firme y sostenida.

De este encuentro surgieron decisiones importantes: la conformación de espacios de trabajo conjunto para delinear una política nacional sobre Haití; la convocatoria al Consejo Económico y Social para consensuar propuestas; y la creación de mecanismos de seguimiento a la situación de seguridad nacional. También se acordó promover una política exterior unificada que permita abordar el conflicto desde una sola voz, contundente y coherente.

Ahora bien, esta reunión histórica no puede quedarse en un gesto protocolar ni en una foto para la galería. La responsabilidad que implica el consenso debe traducirse en acciones concretas. La crisis haitiana es profunda, estructural y, a todas luces, de larga duración. Para enfrentarla no basta con reforzar la seguridad fronteriza: se necesita una estrategia integral que combine diplomacia, cooperación internacional, protección de los derechos humanos y defensa del interés nacional.

La voluntad política mostrada por el mandatario Abinader y los expresidentes debe sostenerse en el tiempo. El país no puede permitirse respuestas improvisadas ni enfoques partidistas frente a una crisis que desborda fronteras. La historia juzgará no solo el gesto de unidad, sino los resultados que de él se deriven.

La República Dominicana sigue dando pasos agigantados para fortalecer la democracia!

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