Una humillación histórica: los ataques de precisión de Israel dejan a Irán indefenso
Por ZVIKA KLEIN
Cuando amaneció en Teherán el sábado, no se oía el zumbido habitual de una ciudad ajetreada que saluda la mañana.
En cambio, las reverberaciones de los ataques de precisión resonaron en el paisaje estratégico de Irán. Casi se podían imaginar las caras sorprendidas tras puertas cerradas en los centros de poder de Irán, luchando por comprender cómo Israel logró llevar a cabo una operación tan audaz, tan descarada y, sin embargo, tan meticulosamente calculada.
Durante más de tres horas, Israel atacó con una precisión sin precedentes, desenmascarando una verdad simple: Teherán, a pesar de toda su fanfarronería, no es intocable.
De cualquier manera, Irán está acorralado en un rincón que él mismo ha creado. Una respuesta casi con certeza convertiría a Tel Aviv en un objetivo potencial, pero después de la noche del viernes, Irán sabe que Israel puede llegar a Teherán con la misma facilidad.
No se trata de una amenaza vaga; es una promesa que ha aterrizado, con claridad y fuerza, justo en su puerta.
Israel cambió el juego Israel ha hecho más que simplemente atacar instalaciones militares aquí. Ha reescrito las reglas del juego, demostrando que tiene tanto el valor como el conocimiento para llegar a donde necesita y perturbar lo que debe.
No se trata de un simple ejercicio de poderío militar, sino de una declaración.
Israel ha despojado a Irán de parte de su ventaja militar en una sola noche, dejando a la llamada “potencia regional” luchando por controlar su narrativa, como un mago que se queda con las manos vacías frente a un público decepcionado.
Lo que estamos presenciando no es sólo una estrategia militar, sino también un atisbo de una nueva dinámica regional. Israel ha trazado una línea que se sentirá en los corredores de poder mucho más allá de Teherán.
Es una lección de desafío calculado, que envía un mensaje a Irán y a sus representantes: Israel está dispuesto a proteger a los suyos, a llegar incluso a las regiones más fortificadas si eso significa salvaguardar a su pueblo.
Las repercusiones del ataque del sábado por la mañana no se desvanecerán rápidamente: marcan un punto de inflexión, un cambio que podría reconfigurar el equilibrio de poder en los próximos años.