China realiza ejercicios militares cerca de Taiwán y promete «sangre»
Este jueves, China inició ejercicios militares “alrededor de la isla de Taiwán” como parte de un “castigo” por “los actos separatistas” en este territorio tras la investidura de un nuevo presidente, Lai Ching-te, no grato por Pekín. Según las autoridades chinas, este nuevo mandatario es un “peligroso separatista”.
Durante la investidura, el nuevo presidente celebró en su discurso la independencia y democracia de Taiwan y pidió a China “cesar su intimidación política y militar”. Tras el acto, China anuncio dos días de ejercicios militares sobre la isla, de la que el país reivindica su soberanía desde 1949, y que nunca ha cesado el acoso y descartado que volver a tomar el control del territorio en algún momento.
Las maniobras empezaron el jueves temprano con el despliegue de aeronaves y barcos militares “alrededor de la isla de Taiwán” para poner a prueba sus capacidades de combate, anunció el Ejército Popular de Liberación de China. Estos ejercicios son una “advertencia seria” dirigida a los “independentistas” de la isla, que acabarán “ensangrentados”, señaló un portavoz de la diplomacia china, Wang Wenbin.
Las autoridades taiwanesas respondieron de inmediato y movilizaron sus fuerzas marítimas, aéreas y terrestres.Taiwán desplegó cuatro aviones de combate desde la base de Hsinchu, a unos 60 km al suroeste de Taipéi. “Continuaremos defendiendo los valores de la libertad y la democracia”, aseguró el presidente Lai. “Permaneceré en primera línea con nuestros hermanos y hermanas en el ejército para defender juntos la seguridad nacional”, añadió.
Un castigo por la elección de su nuevo presidente
Según el coronel Li Xi, portavoz del ejército, las maniobras suponen “un fuerte castigo por los actos separatistas de las fuerzas de la ‘independencia de Taiwán‘ y un serio aviso contra la interferencia y la provocación de fuerzas externas”. Con ellas, se pondrán “a prueba las capacidades conjuntas de combate real”, dijo.
Las relaciones entre Pekín y Taipéi se deterioraron notablemente desde el ascenso al poder de la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen en 2016 que, como su sucesor Lai, es una firme defensora del modelo democrático de la isla. Pekín incrementó la presión militar, diplomática y económica sobre esta isla de 23 millones de habitantes que, aunque apenas goza de reconocimiento internacional, cuenta con un gobierno, un ejército y una moneda propia.