EEUU decidió compartir vacunas para aumentar influencia
La decisión del presidente Joe Biden de apoyar que las inoculaciones contra el COVID-19 queden exentas de los derechos de propiedad intelectual tuvo un objetivo mayor: transmitir el compromiso de su gobierno con el liderazgo global después de cuatro años de unilateralismo y proteccionismo con el expresidente Donald Trump. Sin embargo, Biden enfureció a las empresas que desarrollaron las dosis en tiempo récord y no acelerará su fabricación.
Después de más de un mes de deliberaciones internas, Biden decidió esta semana respaldar los llamados internacionales a favor de anular las protecciones a las patentes de las vacunas.
El cambio de política, recibido con agrado por muchas organizaciones caritativas en el mundo y por los liberales dentro de Estados Unidos, no fue novedad. Biden apoyó la idea durante su campaña por la Casa Blanca, pero la propuesta fue examinada durante debates intensos al interior del gobierno sobre cuál sería la mejor manera de poner fin a la pandemia y al mismo tiempo restaurar la influencia de Washington en el exterior.
Los funcionarios reconocen que, en el mejor de los casos, tomará por lo menos un año que se produzcan más vacunas como consecuencia del cambio. Los principales gobernantes europeos se oponen firmemente a la liberación de las patentes y es posible que jamás se logre el consenso necesario en la Organización Mundial del Comercio.