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¿Es inminente la guerra nuclear?… No tanto

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Hay quienes piensan que está a la vuelta de la esquina y hasta le han puesto nombre al lugar donde se iniciará: la península de Crimea, Ucrania, en la costa del Mar Negro. Particularmente, tengo mis dudas sobre ese desenlace fatídico que algunos ven como algo irreversible y otros que por razones desconocidas para mí, hasta lo alientan.

Lo primero sería, definir las consecuencias de una aventura de tal magnitud y segundo, ¿quién estaría dispuesto a cargar con el peso de tan nefasta decisión? Una vez se le pueda dar respuesta a estas dos incógnitas, tal vez logremos las condiciones mínimas para ofrecer una opinión suficientemente consciente y sosegada. Establecidas estas dos limitantes, abordémoslas por separado y con la historia como testigo de excepción.

La humanidad registra una experiencia única en la que se utilizó la energía nuclear de forma intencional y en contra de una nación en particular, Japón. Agosto 6 y 9 de 1945, dos ciudades, Hiroshima y Nagasaki, recibieron el impacto de “Little Boy” y “Fat Man”, que fueron los inocentes nombres que los aliados dieron a las bombas que lanzaron y que produjeron la muerte de sobre 100,000 personas de manera instantánea. A tres meses del hecho, las bajas alcanzaron el ¼ de millón de seres humanos.

Se argumenta que se eligió a Japón y no a Alemania para el lúgubre ensayo, porque ya los germanos habían capitulado en Europa y la guerra sólo se mantenía en el Pacífico oriental, sin embargo, muchos hombres de ciencia, pensadores y humanistas opinan que se sacrificó a Japón porque era una isla y no tenía frontera terrestre con otro país, como sucede con Alemania.

Al margen de los motivos reales que justificaron la embestida contra los japoneses, en esa decisión se evidencia el criterio que sirve de soporte a los que creemos que nunca más se repetirá el uso de la energía atómica con fines bélicos. Es que la radiación va a afectar a los vecinos y hasta al país que la genere pudiera convertirse en víctima; de modo que el daño sería general. No en balde se afirma que “las bombas atómicas se fabrican para forzar a la paz, no para lanzarlas”. Esperamos que el futuro nos dé la razón.

La otra cara de este escabroso asunto, la que se refiere a ¿quién se atrevería a cargar con la responsabilidad de propiciar el fin de la humanidad?, presenta dos aspectos muy diferenciados entre sí; uno es de carácter filosófico, ético o quizás humanista y otro es de naturaleza circunstancial y sentido práctico.

El hombre, conforme ha ido avanzando en la vida, reconoce y admite la venalidad que lo absorbe y procura domesticar el animal que lleva dentro. Por eso se vuelve más pacifista y se rebela contra la barbarie, distanciándose de lo que pudiera conllevar al suicidio colectivo. Nadie se arriesgará a tirar la primera piedra, si ello implica volver a la experiencia de 1945 en el lejano Oriente.

Pero además, se entiende el momento que vive el mundo; la guerra ya no es “fría ni caliente”, la confrontación no es bélica, sino comercial. La lucha es por el control de la cadena de producción y el dominio de los mercados. Los viejos tanques y carros de asalto han sido sustituidos por los modernos contenedores y poderosos camiones que los transportan, cargados de mercancía para distribuirla en los supermercados y centros comerciales del mundo.

Hay otras observaciones -informales, por supuesto- que advierten lo inevitable de una confrontación entre Rusia y los miembros de la OTAN por el control de la península de Crimea. Aunque no sea con armas nucleares sino, más bien convencionales, ellos ven la guerra a la vuelta de la esquina. De nuevo, basado en la actitud de los actores, en los antecedentes del conflicto y en la naturaleza de las demandas, casi me atrevo a descartar la confrontación armada.

Pienso que hay claros indicios de que las partes envueltas en realidad apuestan a una amplia negociación con alcance duradero y para entenderlo mejor, pasemos revista a una serie de acontecimientos históricos que pueden definir la hoja de ruta que pudiera seguir este conflicto. Veámoslo:

  • La península fue colonizada en el siglo V aC por griegos provenientes de Anatolia y sucesivamente formó parte de los reinos del Bósforo, del Ponto (Asia Menor), del Imperio Romano, Gotnia (los godos), hunos, alanos, ávaros, jázaros, pechenegas, varegos, romanos de oriente, kipcháks y genoveses, durante casi un milenio.
  • En 1475 fueron invadidos por los Otomanos que permanecieron 300 años.
  • Con el triunfo de la Revolución de Octubre, en 1921 se convirtió en República Socialista Federativa Soviética de Rusia, parte de la URSS.
  • En 1941 los nazis ocupan la península hasta que en 1944 el Ejército Rojo la libera y la convierte en provincia rusa.
  • En 1954 Rusia la cede a Ucrania, que construye el canal para abastecerla de agua.
  • Disuelta la Unión Soviética en 1992, Crimea entra en un período de inestabilidad permanente hasta la ocupación rusa en 2014.

Estos son los hechos históricos principales sobre Crimea, pero démosle una miradita a la situación político-social y los intereses económicos que gravitan la península en estos momentos.

  • Rusia suple el gas a toda Europa, pero tiene pocos puertos de mar; los del Norte están congelados y los del Báltico no pueden controlarlos.
  • Crimea es tan pequeña como Haití y el 63% de sus habitantes son rusos.
  • El puerto de Sebastopol en Crimea es su única conexión con el Mediterráneo y el canal de Suez; lo necesitan a toda costa.
  • Sin el Pacto de Varsovia, ya disuelto, Rusia no puede enfrentar a la OTAN.
  • Putin conoce sus debilidades, pero es el Jefe de Estado más “hábil y terminado” en la actualidad; debe plantear un acuerdo que le garantice el uso de la península de Crimea, similar al de Guantánamo en Cuba.
  • USA debe negociar con los rusos sobre Crimea, pensando en su enfrentamiento con los chinos en el futuro.
  • La política exterior de USA debe basarse en el “nearshoring”, o sea, la producción  cercana; digamos, en América Latina y el Caribe.
  • No debe olvidarse que la confrontación electoral entre demócratas y republicanos es vital en este momento y los votos de las minorías son de importancia capital.
  • USA está en la obligación histórica de reinterpretar la Doctrina Monroe y convertirla en elemento de integración de los países del área, movilizando las empresas que hoy producen en China hasta Latinoamérica. Sólo así podrán vencer a los chinos.

Lo que he tratado de hacer es un retrato condensado de lo que yo veo en el mundo hoy día y conectarlo con la arcaica idea de que USA es fundamentalmente guerrerista y  que promueve los conflictos para dinamizar su economía. Nada más falso y absurdo en el escenario mundial del siglo XXI. Hoy soplan otros vientos.

¡Vivimos, seguiremos disparando!

rolrobles@notmail.com

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