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VIDEO: Promesa rota de Abinader lleva Abel y su esposa a cenar en una fritura la noche del debate

 “La parte jocosa del debate la protagonizaron Abel Martínez y su esposa Nahiony Reyes, que se vieron obligados a ir a cenar a una fritura  ante promesa rota de Abinader de ir a cenar con los candidatos”
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Nueva York: El mal llamado debate presidencial, porque para este escribidor, no fue un debate, sino una exposición respetuosa de las diversas propuestas electorales de los diferentes candidatos. 

 En ese evento hubo de todo un poco, que fue desde lo político, económico y social, hasta excluir a la diáspora dominicana, segmento al que el establishment dominicano considera ciudadanos de tercera categoría.

 Cuando el debate estaba en los momentos finales, los moderadores preguntaron a los candidatos si querían agotar un turno extra para realizar algunas réplicas, comentarios o sugerencias.

 En medio del silencio de los candidatos resurgió la electrizante voz del presidente dominicano, Luis Abinader Corona: “No, no tenemos tiempo, porque los voy a invitar a cenar. Eso fue todo. 

 Ahí mismo vino las secciones de fotos, los saludos, felicitaciones  abrazadera y todo tipo de  “tumba polvismo” inimaginable. Hasta que el tiempo se hizo eterno. El asunto es que cuando el candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) Abel Martínez Durán volvió a aparecer en un video que hizo público y que se viralizó en seguida, junto a su esposa, Nahiony Reyes, ambos sentados en una mesita solitaria de una humilde  fritura, compartiendo una picadera de longaniza y lamentándose de que el presidente Luis Abinader los habían invitado a cenar y se había ido sin cumplir la promesa.

 “El presidente Abinader nos invitó a cenar, pero se desapareció, así que Nahiony, a comer longaniza con tostones, agarra ahí, te toca un pedazo, dos tostones y después seguimos buscando más;  el limón es mío- dijo el candidato Abel Martínez a su esposa- Mientras esta miraba atenta y con resentimiento el proceso de repartición de su marido de la fritura,  y al no estar conforme pidió a su esposo, “dame otro chin de longaniza.” Así lo hizo y ella, asintió: ¡ahí!”

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